[De divina unitate et pluralitate]. Obra teológica de Ramón Llull (1232-1316), compuesta en París el año 1311 y dedicada a Felipe el Hermoso, de Francia.
Los filósofos han sido llevados a sostener la eternidad del mundo, porque ignorando la Trinidad y su vida eterna, debían atribuir a Dios una intervención eterna e infinita «ad extra»; pero esto equivale a situar casi en el mismo terreno la generación eterna del Verbo y la producción del mundo. Siguiendo especialmente las huellas de Ricardo de San Víctor en la obra La Trinidad (v.), Llull trata también de proporcionar al misterio de la unidad en la Trinidad «razones talmente plausibles y evidentes, que una inteligencia bien organizada y equilibrada no puede negar razonablemente»; pero en todo momento mantiene que sin la fe no existe posibilidad de alcanzar una plena demostración, porque «la fe es el hábito por el que la inteligencia trasciende sus fuerzas naturales». La bondad infinita de Dios, que libremente crea por amor — lo que presupone la trinidad de las personas divinas —, es la idea principal de la teodicea luliana y por consiguiente también el primer principio o «fuente» de las procesiones divinas.
G. Pioli