Crónica de la Novalesa

[Cronicon Novaliciense]. Escrita en la primera mitad del siglo XI por un monje anónimo, tal vez nativo de Breme, recoge leyendas sagra­das y profanas y elementos dispersos de un «epos» itálico. Noticias históricas, leyendas populares y fantasías poéticas forman una extraña mescolanza que, a pesar de todo, revelan una personalidad vigorosa, y la obra ha proporcionado material para los investigadores de la historia política y lite­raria de Italia. El autor se ha documenta­do en las más variadas fuentes escritas y orales y de su cosecha aporta un tempe­ramento fantástico, de manera que vidas de santos y abades, aventuras de reyes y emperadores, desventuras y fastos del gran monasterio, en el que se oscurecen los su­cesos políticos de la Italia norteoccidental durante tres siglos aproximadamente, están rodeadas de un aura de antigua leyenda.

De la tradición, el autor toma las noticias de la entrada de Carlomagno en Italia, de sus victorias sobre los longobardos, de su muer­te y sepelio en Aquisgrán; las empresas de Gualterio las sacó de un poema que cele­braba sus gestas; de Otón, conde de Lomello, consigue los detalles de la visita que Otón III hizo a la tumba de Carlomagno en Aquisgrán; de las tradiciones orales de los monjes saca las noticias relativas al abate Domniverto, obligado a huir con sus monjes y a refugiarse en Turín ante el fu­ror de los sarracenos de Frasineto, que llevaron sus correrías hasta el corazón de los Alpes, en el cantón de Saint-Gall. Sus fuentes principales son Jordanes y Paulo Diácono. De esta obra insigne, Carlo Cipolla preparó para las Fonti dell’Istituto Storico Italiano una edición monumental, que vio la luz en los años 1898-1901.

G. Franceschini