[Crysalidas]. Primera colección de versos del brasileño Joaquín Machado de Assis (1839-1908), publicada en 1864 e incluida en las Obras completas en 1901. Frente a la exuberancia desenfrenada de sus contemporáneos, naturalmente indisciplinados o dominados por la influencia avasalladora de los románticos franceses, Machado revela, ya desde esta primera tentativa poética, profundidad de sentimientos y una gran sobriedad verbal que lo separan de todos sus paisanos y contemporáneos, dejando perplejo al elemento literario de su país, a causa de su innato clasicismo y por la fuerza orgánica de su estilo inmediatamente adquirida. También para él los temas en que se inspira son la sensualidad fácil y ardiente, el doloroso y maravillado subjetivismo frente a la inexorabilidad de la naturaleza en las tormentas del amor pasional; pero en él todo queda resuelto por una especie de pudor intelectual que amortigua, por una parte, la emotividad que se desborda, y por otro, cuida y purifica la expresión.
La autocrítica del poeta se revela hasta en el título, el cual quiere indicar una personalidad en formación. Admirador de Vigny y de Lamartine y magnífico traductor de este último, no cae jamás en la imitación de sus posibles modelos; con una forma impecablemente ajustada, más que transportado por el fuego del sentimiento, tiene el gusto de las ideas. Su tono está entre la gravedad y la agudeza, promesa del gran irónico que, de la momentánea crisálida, se desarrollará ulteriormente hacia perfectas creaciones en su género. Además de poesías breves, todas densas de contenido calor, iluminadas por el rayo de la mente ocupada en muchos problemas humanos, el volumen contiene los bellísimos «Versos a Corinna», elegiacos y no obstante ágilmente equilibrados en su afortunada y clásica expresión: «Al borde del lecho en que descansas / de esta larga vida / yo vuelvo y volveré, pobre amor mío, / a ofrecerte el corazón amigo. / Flores te traigo arrancadas de la tierra / que nos vio pasar unidos como amantes / y que ahora nos deja separados / para siempre, oh amor».
U. Gallo