Cosas y Sombras de Uno, Carlo Stuparich

[Cose e ombre de uno]. Fragmentos de Carlo Stuparich (1894-1916), publicados póstumos en 1919 y, con ampliaciones y testimonios epis­tolares y biográficos, en 1933.

En el librito original se recogían también las poesías del autor y varios fragmentos de prosas líricas: de todo ello emergía la figura de un joven de sensibilidad agudísima, empapada en una despierta contemplación de la vida. Así en «Soledad» [«Solitudine»] está sentido el eterno dolor del mundo y la necesidad de hallar el alma desnuda de ilusiones, y en «Mediodía» [«Mezzogiorno»] va indicada, en la dura aceptación de las cosas, la vic­toria del espíritu que combate hasta el fin, hasta que haya «querido». De un modo aná­logo, el deseo de proseguir a toda costa por su propio camino («Caminando al sol» [«In cammino, al solé»]) y «A mi corazón» [«Al mió cuore»]) es un bálsamo para tanto dolor: hay que andar sin detenerse, pese a los desmayos que asaltan al alma en los momentos de desesperación y perplejidad («En la colina de Fiésole» [«Sul colle di Fiesole»]).

En las prosas, el fragmentismo se entretiene en impresiones de vida co­tidiana («Comienzos de noviembre» [«Prin­cipio di novembre»], «Mañana de marzo» [«Mattina di marzo»], «Canario» [«Canarino»]), pero las dispone como un todo or­gánico con una euritmia que es ya fruto de madurez. Otras veces expresa con cru­deza contrastes espirituales, como en «Burdel» [«Bordello»], que ilustra la reacción de un joven amante de la naturaleza ante un mundo vicioso y falso. Así se nota en los «Pensamientos» [«Pensieri»] y en el «Diario» [«Diario»] un eco limpiamente sin­cero de afectos y de sentimiento. Dentro de la misma línea están las «Poesías a Anita» [«Poesie ad Anita»], más tempranas, es­critas en el álbum de una jovencita, y en las poesías líricas, recogidas por el propio autor con el título de «Vida» [«Vita»], las frescas imágenes de la primavera y del mar. El libro nos ofrece el rico fermento huma­no de los 22 años — se mató en el combate para no caer en manos de los austríacos — de aquel cuya elevada figura moral evocó el superviviente Giani en los Coloquios con mi hermano [Colloqui con mió fratello].

C. Cordié