[La Gostanza]. Comedia italiana de Niccoló Amenta (1659-1719), publicada en Nápoles en 1699. La joven Gostanza está a punto de casarse con Alessandro, hijo del anciano Ferdinando, cuando tiene lugar el «saqueo de Roma» y la prometida es raptada por las tropas. Sin embargo, consigue huir, y, disfrazada de hombre, corre a Roma para reunirse con su padre y su novio. Allí se entera de que su padre ha muerto y que Alessandro ha regresado a Florencia donde ha caído en los lazos de la cortesana Violante. Gostanza no se desanima, y por medio del pedante Anassimandro, consigue entrar con el falso nombre de Pippo en casa de Ferdinando, quien quiere casar a su hijo con Fortunata, supuesta hija de cierto napolitano. Gostanza, para impedirlo, intenta corromper con dinero a Anassimandro, ya enamorado de ella, para que persuada a Ferdinando y haga lo contrario. Puesto que Violante se ha enamorado de Gostanza, creyéndola un hombre, ésta simula correspondería para conseguir que la cortesana disuada al padre de Fortunata de hacer casar a su hija con Alessandro.
Sin embargo, Fortunata, después de que Casimiro, a quien amaba fielmente, ha sido víctima en Padua de la epidemia de peste, parte para Florencia con su padre y de esta manera quita a Gostanza todo motivo de preocupación. Entretanto, la cortesana, simulando corresponder a las lisonjas de Alessandro y del capitán Ramagaso, tonto y presumido, pone tan de manifiesto su pasión por Pippo (Gostanza), que también Alessandro se da cuenta de ello y, encontrando a los dos supuestos amantes en conversación, hiere gravemente al falso Pippo. Entre tanto, Casimiro ha curado de la peste y regresa a Florencia para casarse con Fortunata. Al enterarse por un criado de que la joven ha sido prometida a Alessandro por su supuesto padre napolitano, decide raptarla. Sin embargo, sus criados son sorprendidos por el alguacil, y es Alessandro quien los libera, saliendo como fiador. En este punto la acción se precipita con los consabidos reconocimientos: el anciano se entera de que Fortunata es su hija Bettina, a la cual creía muerta desde hacía mucho tiempo, y la concede en seguida a Casimiro; Gostanza, después de la herida que le ha causado Alessandro, se le revela en su verdadera personalidad y conmueve a todo el mundo con la narración de sus pasadas calamidades, de manera que el joven, con el consentimiento de su padre, acaba casándose con ella, mientras Violante acepta ser la esposa del napolitano, que desde hacía mucho tiempo la amaba.
En esta comedia, al igual que en las otras seis que compuso, Amenta intentó poner en práctica su programa de reforma del teatro cómico dando un más agudo y vivo sentido de la realidad a la acción, y renunciando a la uniformidad del clásico guión cómico y a la amanerada comedia española que había llegado a ser desde hacía tiempo nada más que una fórmula vacía. La Gostanza se distingue por la fuerza de los personajes individualizados en sus personalidades, por una cierta vivacidad de acción y por algunas escenas de pura eficacia dramática. Sin embargo, a estos méritos corresponde una imitación demasiado abierta de muchas escenas de modelos más célebres, como de El que se castiga a sí mismo (v.) de Terencio, del Martello de Cecchi, de los Engañados (v.) de la Academia de Siena, y de los Engaños (v.) de Secchi.
C. Angeleri