Concierto para Violín y Orquesta, op. 35, de Szymanowski.

Compuesto en 1917, figura entre las obras más significativas del músi­co polaco Karol Szymanowski (1883-1937). En él se hallan la profusión orgiástica de sonidos y el lujo de armonías cambiantes, o sea los caracteres más típicos de la música de Szymanowski. Es un virtuosismo técnico que se enardece y anima con un lirismo que no desmaya, de un color emotivo que bro­ta de lo profundo de un espíritu íntimamen­te musical. Este equilibrio de elementos casi áridamente técnicos y de una sostenida co­rriente lírica se puede indicar como el ras­go más saliente del compositor polaco.

Cuan­do se pone de relieve, como en este Con­cierto, nos hallamos frente a páginas indu­dablemente significativas, aunque no se pue­da luego considerar a Szymanowski como una figura de primerísimo plano, entre los músicos de estos últimos tiempos, debido a cierto esteticismo, a un indiferentismo que hacen de él a menudo un artista superficial, demasiado apegado a una visión musical basada en una idolatría materialista del so­nido puro, a la que sostiene además (y es aquí donde se apoya la crítica negativa para Szymanowski) una débil fuerza interior. To­das estas razones se aplican al Concierto, que se basa resueltamente en un extrava­gante virtuosismo orquestal y violinístico.

A. Mantelli