Colores y Artes de los Romanos, Heraclio

[De coloribus et artibus Romanorum]. Pequeño poema latino en hexámetros, de contenido técnico, compuesto probable­mente en el siglo X en Roma, o por lo menos en Italia, y atribuido a Heraclio. Sin embargo, este nombre, que figura al prin­cipio de manuscritos de la obra, no es más que una ficción mitológica, a juicio de algunos críticos: Heraclius es, en la His­toria natural (v.) de Plinio, la piedra de toque, que la Edad Media antropomorfiza en un misterioso mago, conocedor de las ge­mas y dotado de virtudes análogas. El breve escrito, de poco más de doscientos versos, está subdividido en dos libros, el segundo de los cuales probablemente está incompleto, y da en forma ampulosa preceptos sobre la preparación de los colores, sobre el modo de pintar vasos de arcilla y de dorar marfi­les y hierros, sobre la miniatura y escritura en colores, sobre la industria del vidrio, de las gemas y de las piedras duras. En algunos códices sigue un tercer libro en prosa, que debe considerarse como un añadido medieval posterior. También éste contiene una serie de esquemáticas recetas sobre el ori­gen, fabricación y uso del vidrio y de los colores, recetas que en parte parafrasean los libros precedentes, en parte derivan de repertorios griegos y bizantinos y de la prác­tica de los laboratorios de arte de la Francia septentrional.

A las normas técnicas y a los fabulosos datos sobre las virtudes de las gemas se añaden anécdotas sacadas de Plinio y Vitrubio, en una curiosa mezcla de lo medieval y antiguo. En el autor del tra­tado es evidente la nostalgia por la gran­deza del antiguo arte de Roma, que consi­dera desapareció junto con el poderío de la Urbe, y el deseo de volver a aquel glorio­so pasado. En el arte antiguo, sin embargo, busca sobre todo lo que sacia su gusto me­dieval por el color brillante, por las mate­rias preciosas y por las gemas; no tiene otro anhelo que el de hallar el secreto de los vi­drios dorados y grafitos de los romanos. El estudio de lo antiguo casi se reduce a una búsqueda de procedimientos técnicos: de ahí el carácter de recetario que tiene no sólo este pequeño poema sino toda la parte más original de la literatura artística de la Edad Media (v. también Cedulilla de las diversas artes). Bastante difundida y toda­vía conocida en el siglo XV, la obrita fue publicada por vez primera en 1781 (otras ediciones mejores: Londres, 1849; Viena, 1873).

G. A. Dell’Acqua