[Aux couleurs de Rome]. Obra de Valéry Larbaud (1881-1957), publicada en el año 1938. Se trata de un conjunto de trabajos aparentemente heterogéneos que ya habían sido publicados en diferentes revistas, junto con otros inéditos. En el libro se barajan artículos, ensayos y relatos novelescos. Aquí nos encontraremos con retratos captados de lo vivo, como el de la joven religiosa de la novelita «Una monja» o el de la hijita del pastor de «Para una musa de doce años». Unas veces el autor se siente cautivado, como en los dos retratos anteriores, por el hechizo de la belleza y de la inocencia, otras por el misterio de la vida de una muchacha de veinte años que consagra su juventud al cuidado de los enfermos y, en ocasiones, las figuras se perfilan con los brillantes trazos de una sabia ironía para expresar la piedad ante dos seres — «Dos artistas líricos» —, que se consumen y prodigan, muchas veces en vano, con la fútil finalidad de servir de distracción al mundo y que llevan una existencia errante y penosa, cuya única recompensa no va más allá de unas menguadas ganancias y de una celebridad lamentable. También se nos ofrecen en Colores de Roma esas vagas meditaciones de que tanto gusta Valéry Larbaud ligadas a un ser, a un rostro o a la peculiar atmósfera de un lugar que, para el autor, siempre siguen encerrando algún misterio que éste trata de desvelar, reproduciendo la aparente incoherencia y las asociaciones espontáneas, a la búsqueda del oculto sentido.
Igualmente se nos brindan aquí consideraciones del autor sobre libros como «El gobernador de Kerguelen» y descripciones de estados anímicos en situaciones determinadas, tropezándonos una vez más con el tema, constante en la obra de Valéry Larbaud, de la ruptura y de la soledad recobrada, como en «Tan callando» (sic), sin que tampoco falten las evocaciones de paisajes, melancólicas y sensuales. Se cierra el libro con «La nave de Teseo», monólogo de un hombre al que todo le ha salido bien en la vida y que, alejado voluntariamente, para concentrarse en sí mismo, de su familia y situación, mide la desproporción existente entre el camino que la gente, que le ha visto alcanzar la cima del éxito, cree que ha cubierto, y el que, en realidad, sabe él que ha recorrido. Todos estos trabajos, no obstante la variedad de temas tratados, participan de un mismo sentimiento, que mezcla la sensación voluptuosa y nostálgica de la huida del tiempo y la futilidad de la acción con la curiosidad siempre viva por las gentes, el asombro siempre renovado ante la existencia y una gran simpatía humana.