Causas, Calimaco de Cirene

Poema en cuatro li­bros en metro elegiaco de Calimaco de Cirene, el mayor representante de la poesía y de la erudición griega y alejandrina, que vivió alrededor del 320 al 240 a. de C. Antes de descubrirse el papiro de Oxirrincos se conocían escasísimos fragmentos de las Cau­sas; ahora poseemos además de los versos aislados, un largo fragmento del prólogo, la leyenda de Aconcio y Cidipo, la de Peleo en Yolcos y la del fundador de Zancle. Com­puestas probablemente poco antes del 270, las Causas eran la expresión más completa del arte erudito de Calimaco, amante de los mitos raros, cincelados con arte finísimo. El poeta imaginaba, como antes de él Hesíodo, ser arrebatado en sueños por las musas sobre el monte Helicón, donde le habían sido narradas las historias maravillosas que ahora refiere; no son los mitos más vastos, comunes a toda Grecia, sino que tienen ca­rácter estrictamente local y quieren expli­car el origen de los cultos de las diversas regiones: de aquí el título de la colección, traducido por Causas u Orígenes. Los mitos estaban unas veces apuntados ligeramente, otras más largamente desarrollados; dada la libertad poética con que eran tratados, no es posible, sobre la base de los fragmentos de que disponemos, una reconstrucción de la obra como ha sido intentada. Los mi­tos están tomados de fuentes diversas, es­pecialmente de las crónicas locales a las que a veces alude el mismo poeta; así, al contar la historia de Aconcio y Cidipo, dice que está sacada de una crónica de Ceos.. La narración de los diversos mitos estaba ligada por semejanzas exte­riores, por detalles comunes, u otros re­cursos técnicos, mientras la introducción continua de elementos líricos, así como de reflexiones serias o jocosas del poeta, alu­siones a su vida y observaciones de diver­so género, daban al conjunto cierta viva­cidad. La pérdida de las Causas es muy la­mentable desde el punto de vista artístico en cuanto eran la obra quizá más caracte­rística del poeta alejandrino, toda ella mar­cada por la gracia que lo distingue, y desde el punto de vista histórico porque nos hu­bieran dado a conocer mitos poco comunes y muchas particularidades de las leyendas antiguas.

C. Schick