Obra didascálica atribuida al rey de Castilla don Sancho IV, llamado el Bravo (1258-1295). A pesar de que se trata de una obra de singular importancia, no fue lo suficientemente conocida hasta la edición que de ella nos dio don Pascual de Gayangos en el tomo XI de la «Biblioteca de Autores Españoles». A partir de esta edición, ha sido objeto de estudios, comentarios y reediciones. Con anterioridad habían hablado de esta obra Diego de Colmenares en su Historia Segoviana (1637), Nicolás Antonio en su Bibliotheca hispana vetus, y Pérez Bayer en sus Notas. El códice que dicen haber visto Nicolás Antonio y Pérez Bayer es el de la Biblioteca de la familia de Valleumbroso, que fue a parar a la Biblioteca Nacional y sobre el que Gayangos preparó su edición. El libro es una colección de preceptos morales que el rey dirige a su hijo («con la gracia de Dios, ordené e fice este libro para mi fijo»). En la obra se mezclan todo género de elementos, desde los episodios históricos hasta los «enxiemplos» y las leyendas marianas. Trata de los fundamentos de la religión cristiana, de elementos de la naturaleza, de la caza, etc. Sobre la atribución al propio don Sancho, las opiniones de los eruditos e investigadores no concuerdan. Si por un lado, la erudición de que hace gala el autor (que no sabemos si poseía realmente el rey), cierta dificultad de la cronología e incluso su mismo tono suave, pueden constituir argumentos en contra, en cambio las frases como «Reinando Nos, el rey don Sancho, que fecimos este libro», parece apoyar la tesis en favor de esta autenticidad. Lo más seguro es que ésta sea cierta, aunque no sea literal. Si por una parte aparecen en la obra comentarios de proverbios y frases populares, por otra el libro se inspira frecuentemente en Aristóteles, cita a Valerio Máximo, a Cicerón, a Boecio, etc. De este libro dice un crítico que contribuye a «fijar la índole ascética de todo el pensamiento español».