[Lettere sugli odori]. Estas dos cartas de Lorenzo Magalotti (1637-1712), escritas en 1685 y publicadas en Florencia en 1721, constituyen casi un opúsculo, que puede figurar entre las obras más vivas e interesantes de este escritor, que no es desigual, como se ha dicho de él, sino en extremo coherente con su naturaleza que podríamos calificar de elzeviriana, de aliento precisamente limitado a las dimensiones de un ensayo. La primera carta discurre sobre el curioso problema de la facilidad con que hasta los más expertos se equivocan al juzgar acerca de los olores, y, al observar cómo los demás sentidos raramente incurren en error, el autor va a parar no ya a una condena del órgano del olfato por imperfecto, sino a un elogio de la virtud de los olores, de su misteriosa esencia, de las infinitas posibilidades de combinaciones y efectos presentes en ellos. Con lenguaje que parece repetir el de los místicos, ensalza la experiencia olfativa, «el eclipsarse en un abismo de luz olorosa» para terminar con un informe acerca del estado de civilización de los diversos países, en relación con los olores. La segunda carta trata con abundancia de episodios, anécdotas, recuerdos personales, acerca de la «singularidad de genio», del «humor puntilloso» de los olores, fundándose en una experiencia que le ocurrió cierta noche con un perfume de retama. Las dos cartas aparecen redactadas en tono de placentera y refinada conversación y fundamentalmente serio, aunque moderado por una levísima sonrisa, que nos transporta de la rígida atmósfera del gabinete científico a la muelle del salón. De todas formas, constituyen algo más que una mera charla ingeniosa; el autor, infatigable viajero por los más diversos países de Europa y explorador de las más desconocidas y extrañas regiones de nuestra experiencia, introduce, con estas cartas, en la prosa italiana, nuevos mundos de sensibilidad humana y literaria. (Edición italiana con adiciones al cuidado de E. Falqui, con el título de Lettere odor ose (Milán, 1943)).
G. Getto