[Die Briefe der Liselotte von der Pfalz, Herzogin von Orléans]. De Elisabeth Charlotte (1652-1722), más brevemente llamada «Liselotte», se conservan no menos de 3.000 cartas, escritas en su primera juventud, en alemania, y después en sus 51 años de permanencia en Francia, como duquesa de Orléans. Nos han llegado en numerosas recopilaciones que se han sucedido desde fines del siglo XVIII hasta nuestros días; la más completa es la colección de Jaeglé en francés [Correspondance de Madame duchesse d’Orléans, 2.a edición, 1890]; una colección parcial alemana es la de Kunzel [Die Briefe der Liselotte, 1930]. Con valiente sinceridad — las cartas de las personas cercanas al trono de Luis XIV pasaban casi todas por su censura secreta — describe la situación en la corte de Francia desde 1671 hasta 1722. El estilo de Liselotte, vivo y pintoresco, evoca la vida de aquella corte, con sus ceremonias, su aparente serenidad, su hipocresía y su disimulada corrupción. Hija de Carlos Ludovico del Palatinado, educada durante cuatro años, que para ella fueron decisivos, junto a su tía la duquesa Sofía de Hannover y después casada con Felipe de Orléans, hermano de Luis XIV (matrimonio hecho con la intención de ganar para el Palatina- do la amistad del gran Rey), ella ve hundirse las esperanzas de su padre, puesto que por largo tiempo su país fue teatro de guerras y objeto de las más crueles represalias por parte de la soldadesca francesa. En gran parte de sus cartas a su tía, con quien mantuvo siempre afectuosa correspondencia, sentimos vivo el eco de este amargo desengaño.
Pero la admiración de Liselotte por Luis XIV, su amigo y consejero en los primeros tiempos de su permanencia en Francia, sigue siendo siempre la misma, a pesar de la enemistad que, más tarde, el rey experimentará contra ella. Ella ve en la Maintenon, amante de Luis XIV, la causa de todas sus desdichas, y le achaca otras muchas culpas, entre las cuales no es la menor la de la miseria y el estado desastroso en que el país se encontraba. Acerca de la Maintenon, Liselotte nos ha dejado noticias verdaderamente preciosas. Los primeros años de matrimonio, del cual nacen tres hijos, son felices para Liselotte, pero pronto la corrupción de la aristocracia trastorna también a Felipe. Elisabeth Charlotte narra ampliamente estas vicisitudes, dando testimonio de la profunda decadencia moral de Francia en aquella época dorada. Alma cristalina temida por su recta franqueza, acaba por encontrarse en la corte en una posición sobremanera delicada. Pero su tino y su energía la ayudan: perseguida por la malevolencia, ella no abandona nunca la franqueza elemental y serena de su carácter, que se revela en las páginas de su epistolario, en la frescura y vivacidad de su estilo, en sus ocurrencias originales, en la agilidad y humorismo con que son contados episodios de la vida privada y cortesana; y también en la enseñanza moral y en el profundo sentido religioso que emana de ellos. Las cartas están escritas en su mayor parte en alemán, con fuertes infiltraciones dialectales propias de la época.
C. Schimansky