[Carnaval romain]. Obertura de Héctor Berlioz (1803-1869). Muy aplaudida desde su primera ejecución (1844), es la más bella y vibrante de las oberturas de Berlioz a pesar de su singular origen. Nació del deseo de salvar algo de la música de la ópera Benvenuto Cellini, sepultada en un huracán de silbidos seis años antes. Consta, esencialmente, de dos fragmentos de la ópera, trabajados para orquesta con la habilidad portentosa que Berlioz sabía desplegar en esta clase de empresas. El dueto del primer acto («O Teresa, vous que j’aime plus que ma vie») forma el «Andante», mientras que el «Allegro vivace» es, sustancialmente, el gran coro del carnaval («Venez, venez, peuple de Rome» y «Ah! sonnez trompettes»). Sólo es realmente nuevo el ingenioso final, en el que los tres elementos convergen un instante, como para simbolizar el amor apasionado de Benvenuto y Teresa en medio del bullicioso torbellino del carnaval.
M. Mila
Hemos de declarar a Berlioz redentor del mundo de vuestra música absoluta, pues a él se debe que actualmente los músicos, utilizando con inaudita variedad medios puramente mecánicos, puedan obtener efectos sorprendentes con la sustancia más desprovista de arte y la más vacía, según conviene al puro oficio de componer música. (Wagner)
Virtuoso nato de la orquesta, indudablemente Berlioz exige lo imposible tanto de cada instrumento como del conjunto, más que Beethoven, más que nadie. (Schumann)
En toda su vida Berlioz logró escribir una sola página musical sin un texto o sin programa. (Dukas)