Cancionero: Matilde, Fabrice Hermán Perk

[Sonnettenkrans: Mathilde]. Ciclo de sonetos en cua­tro libros del poeta holandés Jacques Fabrice Hermán Perk (1859-1881), publicado póstumo en 1882. La primera edición apa­reció con una introducción del poeta y crí­tico Willem Kloos, que es un manifiesto del movimiento literario por los años de 1880. El ciclo de Matilde, junto con el poema Iris del mismo autor, inicia un nuevo período de la poesía holandesa. El amor de Perk hacia Matilde Thomas, una joven a la que conoció en las Ardenas, se transforma lentamente en una adora­ción platónica por la Belleza ideal, inspi­rada por la poesía de Dante y de Petrar­ca y de su compatriota del siglo XVII P. C. Hooft. El primer libro gira en tomo al tema de que la vida y la naturaleza han adquirido nuevo valor después del encuen­tro con Matilde: el amor hacia ella y hacia la naturaleza se confunden. Pero como él no puede rezar a Dios como reza ella, que es católica, se produce el alejamiento. El segundo libro contiene 27 sonetos llenos de meditaciones, deseos y lamentos. Al pen­sar en el recuerdo imborrable, la desespe­ración asalta al poeta; nacen con ello los siete «Sonetos de la Gruta», que describen la visita del poeta a la gruta de Han. En el tercer libro alternan con las visiones de la naturaleza meditaciones sobre la vida y la muerte, cuyo inquieto pensamiento se re­presenta bajo distintos aspectos. El poeta, que no sabe confortarse con la fe general­mente aceptada, quiere conquistar por sí solo la verdad eterna y, en el éxtasis divi­no de la poesía, olvidar toda bajeza mun­dana. El cuarto está dedicado al culto de la belleza, que el poeta descubre en la na­turaleza que le rodea o en la vida de los sencillos campesinos. Pero también contie­ne sonetos en los que reaparece el afán especulativo. Poesía de pensamiento y de pasión, este Cancionero llevó a la literatu­ra holandesa el eco vivo de los movimien­tos europeos de fines del siglo XIX, ini­ciando en Holanda un nuevo período libre de la influencia de clásicos y románticos.

H. Henny