Cancionero de Alvarez Gato

La obra poética del escritor madrileño Juan Álvarez Gato (1440/50-1509) consta de 104 composiciones. Según nos dice el propio poe­ta, «este libro va meytade / hecho de lodo y oro / la meytad es de verda­des / la otra de vanidades / porque yo mezquino lloro / que quando era moço po­tro / syn tener seso ninguno / el cuerpo quiso lo uno / y agora ell alma lo otro». De ahí que la crítica haya distinguido dos épocas en su vida, una de dispersión amo­rosa y otra de concentración espiritual, que hubieran trascendido, a su cancionero, con composiciones de tipo amoroso y de tipo místico. A estas dos vertientes de su genio poético, hay que añadir una tercera — tal vez intermedia — en la que Álvarez Gato hubiera poetizado desde un ángulo de mo­ralista profano y de poeta satírico. Álvarez Gato, de quien Gómez Manrique decía que «fablaba perlas y plata», es indudable­mente uno de los poetas de más rica sen­sibilidad de la época, como lo revelan las glosas de motivos populares: «Venida es venida / al mundo la vida», etc. Su poe­sía amorosa, dentro de la modalidad tí­pica de cancionero, es de una fina ele­gancia.

Su «Regimiento que hizo el mismo a su amiga que estaua mal de calenturas: dizele como se ha de regir» es una mues­tra del género medieval de los electuarios poéticos, de origen trovadoresco. El poe­ma religioso «A la Resuregion», en el que se repite el estribillo «Dy nobis, Maria; / ¿que viste en la via?» y contesta Magda­lena, como en el Victimae Paschali laudes, «hace el efecto — según Valbuena Prat — de ser un reflejo de las piezas dramáticas que pudieron existir en Castilla, análogas a las francesas coetáneas, sobre el ciclo de la Pasión y Pascua». Asimismo, cabe seña­lar la requesta entre el poeta madrileño y Hernán Mexía de Jaén, «que es sin duda la mejor de sus obras poéticas, la que le da un puesto más inmediato a los dos Manriques y superior a los demás ingenios de su tiempo» (Menéndez Pelayo). Álvarez Gato escribió, también, doce cartas en pro­sa, de tono ascético, y se le ha atribuido la Vida del Arzobispo de Granada, Fr. Her­nando de Talavera. El cancionero de nues­tro autor se nos ha conservado fundamen­talmente en un códice de la Real Acade­mia de la Historia — ordenado y copiado quizá por el mismo poeta — y en el Can­cionero General de Hernando del Castillo. Modernamente ha sido publicado por Emi­lio Cotarelo y Mori (1901), Foulché-Delbosc (1912) y Jenaro Artiles Rodríguez (1928).

J. Molas