Batalla de Maclodio, Alessandro Manzoni

[Battaglia di Maclodio]. Coro en estrofas de decasílabos rimados abacbddc, que cierra el se­gundo acto del Conde de Carmagnola (v.), tragedia histórica de Alessandro Manzoni. En las tragedias de Manzoni, el coro nace de la compleja vibración sentimental o ideal, con la cual, la historia se refleja en el es­píritu moderno, adquiriendo el sentido de actualidad con que los poetas románticos sintieron los acontecimientos de la historia italiana. El coro se abre con la descripción de las filas adversarias milanesas y venecia­nas, a punto de embestirse. («S’ode a destra uno squillo di tromba / A sinistra risponde uno squillo…» [«Se oye a la derecha un toque de trompeta / A la izquierda res­ponde otro…»]): el extranjero los llama hermanos, pero ahora, vendidos a un jefe traidor, luchan y mueren sin saber ni pre­guntar por qué. Al trágico cuadro de la ba­talla se une el espectáculo más doloroso del ciego odio ciudadano. En el escenario de la batalla el suelo está cubierto de muertos, la contienda sigue furibunda, hasta que una de las filas cae bajo los golpes adversa­rios. Un mensajero a caballo anuncia la «horrenda noticia»: los hermanos han mata­do a los hermanos; en las iglesias los coros homicidas levantan («gracias e himnos que abomina el cielo»). Pero el día de la expia­ción se acerca: desde los Alpes, el extran­jero se prepara a invadir Italia. Para el ex­tranjero también sonará la hora fatal. «Tutti fatti a sembianza di un Solo / Tutti figli di un solo Riscatto» [«Todos hechos a semejan­za de uno Solo / todos hijos de un solo Res­cate»], los hombres son hermanos, uniidos por un sublime pacto de amor: maldito el que lo rompa. Este coro sobresale en el te­jido del drama y lo supera para resolverse, en una altanera y dolorosa deprecación de las sanguinarias discordias italianas, en una poesía de sinceros y profundos senti­mientos patrióticos. Artísticamente inferior al Coro de los longobardos (v. Desde los atrios de musgo), tiene sin embargo en sí una difundida belleza procedente de la con­citación de sentimientos patrióticos, religio­sos y humanos, bien marcada la cadencia, quizás demasiado descubierta y simétrica, pero eficaz, del decasílabo.

D. Mattalia