[Autobiography the history of my life and thougts]. Obra del filósofo y economista inglés John Stuart Mili (1806- 1873), publicada postuma en 1873. La historia de la infancia y adolescencia del autor ofrece en realidad un cuadro de las ideas y de los métodos pedagógicos de su padre, James, y de la personalidad de éste. Para John Mili, la lectura de los autores griegos comenzó inmediatamente después del conocimiento de los primeros elementos de la lengua, aprendidos de su padre desde los tres años de edad. A los siete años, había ya leído los primeros seis diálogos de Platón; a los ocho, mientras leía la litada en el original, estudiaba con su padre geometría y álgebra. Cauto en los juicios, frío en las opiniones, templado en los gustos, James Mili quiso hacer de su hijo un lógico perfecto y una naturaleza dominada en su conducta únicamente por el raciocinio; mientras su hijo, dotado de naturaleza cálida y emotiva, había sido en seguida conquistado por el ideal de ser un reformador capaz de mejorar las condiciones sociales de sus connacionales. Tras algunos viajes y la estancia de un año en Francia, en los círculos de conocidos y economistas amigos del padre, John se dedicó al estudio de las principales obras de los filósofos y economistas contemporáneos; fundó un círculo de jóvenes, «Sociedad Utilitaria», para discutir las teorías de Bentham; difundió sus ideas por medio de revistas y de una sociedad para la lectura y la discusión de todas las cuestiones económicas, filosóficas y sociales suscitadas por las varias teorías corrientes.
De todo ello salió entre otras cosas el Sistema de Lógica (v.). Una crisis, más de sentimientos que de ideas, sobrevino a los veinte años de Mili. «Supuesto que todos los objetivos que te propongas en la vida se realicen, que todos los cambios en las opiniones y en las instituciones por los cuales se consume la existencia se realicen en un momento, ¿habrás conseguido con esto la alegría y la felicidad?», se preguntó. Y la conciencia hubo de responderle: «¡No!». La falta de una concepción religiosa, le hizo sentir agudamente la insuficiencia del utilitarismo como ideal de vida. La solución fue una especie de conversión: sustituir a la felicidad propia como fin último de la vida, por «el mejoramiento de las condiciones de la humanidad, o de algún otro ideal, fin en sí mismo». Por primera vez el joven Mili reconoció como condición primordial de la felicidad «el cultivo interior del individuo». La poesía de Wordsworth le ayudó también a salir de la crisis, porque esta poesía expresa los sentimientos humanos que despierta la visión de la belleza de la naturaleza, añadiéndoles una «eterna fuente de felicidad con la supresión de los grandes males de la vida». La amistad con el gran cristiano demócrata Frederic Maurice, y aun más la de Sterling, le ayudaron a comprender mejor el factor religioso.
En todo el resto del libro, se advierte el reflejo de esta «conversión», en sus varias reacciones frente a las teorías saint-simonianas y comteanas, en el cambio de relaciones de Mili, con Carlyle y con Austin, en su capacidad de ponerse a tono con una mujer excepcional, la señora Taylor, que veinte años después, ya viuda, consintió en ser su esposa y colaboradora; en su actitud de reformador radical, sea fuera del Parlamento, como director de la «London and Westminster Review» y autor de numerosas publicaciones, sea como diputado en los Comunes, donde entre otras cosas propugnó el sufragio femenino y la abolición de la pena de muerte. La Autobiografía hace justicia al tributo que Glandstone concedió a John Stuart Mili: «…intelectualmente eminente… de singular elevación moral: un verdadero santo del Racionalismo». [Trad. española de Juan Uña (Madrid, 1921 y Buenos Aires, 1939)].
G. Pioli