[Atta Troll, ein Sommernachtstraum]. Breve poema satírico de Heinrich Heine (1799-1856), en veintisiete capítulos; con un complemento y un prefacio en prosa en que el autor expone los orígenes de la obra; compuesta en 1841 y publicada en parte en el «Elegante Zeitung» y, en volumen, en 1847, en contestación a las acusaciones de inmoralidad, jacobinismo y carencia de sentimientos. Heine polemizó largamente desde su destierro parisiense contra sus acusadores, hasta que en este poema desahogó toda su hiel y al mismo tiempo se aisló de toda escuela en una desdeñosa soledad. Preceden, como lema, algunas estrofas del Príncipe Moro de Freiligrath, que durante todo el poema sirve de cabeza de turco. Atta Troll, el oso protagonista, es un personaje negativo, que cambia de forma y color, como todos los personajes de la poesía que son sólo un pretexto; más veces el oso representa al filisteo burgués que intenta dar sabias enseñanzas morales y teológicas a los oseznos hijos, poniéndoles en guardia contra la perfidia de los hombres bárbaros; otras veces representa al «poeta tendencioso», favorito de la «Joven alemania», que reviste la poesía- de política y la política de poesía, a costa de una y otra. La entonación del poema, como dice el mismo autor, es romántica; ha de ser el «canto del cisne» de aquel Romanticismo antaño amado y profesado por el poeta y que él mismo mata ahora en sus degenerados epígonos.
Especie de elogio fúnebre del Romanticismo es en efecto la «Caza salvaje», visión fantástica, donde las rubias reinas, y las «nisas» y los elfos y los héroes pasan en espectral cabalgata ante un Heine de carne y hueso que caza al oso Atta Troll. Y éste es positivamente el protagonista del poema, este Heine real que se burla de la cómica danza del viejo oso tradicionalista, le persigue con su palabra y le mata. Escepticismo e impiedad, invectivas contra el «nazarenismo» retrasado romántico, y gritos de libertad contra los torvos gobernantes reaccionarios armados de censuras y de esbirros, chirrían con diabólico sarcasmo entre los versos de robusto ritmo. El poema no es siempre bello y carece de unidad: la ironía lleva continuamente de la mano a la poesía y no siempre el compromiso estilístico resulta bien: los pinchazos agudos y penetrantes perjudican en muchos aspectos la armonía del conjunto. Atta Troll, el buen oso germánico, vivió largamente en la polémica literaria y política, incluso fuera de alemania. Cuando Atta Troll fue publicado en alemania, atrajo naturalmente sobre la cabeza de su autor todos los relámpagos de la censura; incluso en tiempos posteriores ha brindado el punto de partida para una polémica antiheiniana siempre renovada.
G. Federici Ajroldi
En la malicia y en la maldad de Enrique Heine (que no son escasas) hay siempre sinceridad y, permitidme la palabra, primitivismo infantil; hay inocencia del instinto. (Carducci)
Aun después de tantos años, con tantos cambios ocurridos en el mundo, se ríen y se gustan las deliciosas imágenes con las que da fuerza y relieve. Sólo un bromista, provisto abundantemente de moneda poética suelta, podría conseguir este efecto… Atta Troll no se eleva a verdadero personaje, y no puede ser un ensayo juguetón. (B. Croce)