Así se titula esta comedia de Plauto (255?-184 a. de C.), porque del producto de la venta de unos asnos —una suma de veinte minas —, se sirve Argiripo, joven enamorado, para rescatar de su madre medianera a la doncella Filenio. La familia del joven está tiranizada por su madre, que con su administrador, Saurea, no permite a su marido, Dermeneto, que ayude, y no en verdad desinteresadamente, a su hijo Argiripo, en aquella costosa cuestión de amor. Padre e hijo urden por tanto la intriga: ya que ha venido un mercader a entregar a Saurea las veinte minas, cobradas por la venta de los asnos, Argiripo, haciendo fingir a un esclavo suyo que es Saurea, consigue apoderarse del dinero, con el cual rescata a Filenio y prepara un gran banquete en casa de su amiga. En el banquete toma también parte su padre Dermeneto, pero cuando menos lo piensa, se presenta su mujer, enterada del engaño, le sorprende y le castiga. El viejo libertino, que paga de este modo la pena de la intriga tramada de acuerdo con su hijo, es un personaje vulgarmente cómico, procedente no tanto de los figurones farsescos del marido tiranizado por su mujer como del teatro realista helenístico, y de la literatura nimográfica que se deleitaba en escenas triviales, de ambientes equívocos y desavenencias familiares. El joven es el acostumbrado señorito que anda siempre a la caza de aventuras galantes, pero a menudo desprovisto del dinero necesario. Los criados se presentan como los acostumbrados enredones de la comedia, siempre alegres cuando el azar les ofrece la posibilidad de engañar a alguien puesto que, secundando los deseos especialmente de los más bajos e inmorales, de sus amos, obtienen siempre ventajas y lucro. El original de esta obra era una comedia griega de Demófilo, y poco debió cambiar Plauto en latín, puesto que sacó de ella una obra algo desvergonzada, y bastante gris.
F. Della Corte
* Una comedia en tres actos de Népomucéne Lemercier (1777-1840), estrenada en 1808, está inspirada punto por punto, por la Asinaria. La única originalidad de la comedia de Lemercier consiste en haber introducido el propio Plauto en la comedia, imaginando que de los acontecimientos a que había asistido había sacado después su comedia. Este hallazgo salva la obra de ser considerada una mera traducción del latín, y le confiere cierto sabor. G. Alloisio