Artajerjes, Pietro Metastasio

[Artaserse]. Drama en tres actos de Pietro Metastasio (Pietro Trapas- si, 1698-1782), representado por primera vez en Roma, con música de Leonardo Vin- ci, en el carnaval de 1730; puesto más tarde en música por casi todos los maestros de la época, de Hasse, Gluck y Bach a Jommelli, Galluppi y Paisiello. No es difícil adivinar por qué dotes ha merecido esta sorprendente predilección, si se considera la trama, riquísima en situaciones dramá­ticas prontamente sugestivas; desde el pun­to de vista de la mecánica escénica, el Artajerjes es la verdadera obra maestra de Metastasio. Desde las primeras frases se precisa la posición de casi todos los perso­najes, mientras el drama sangriento se inicia entre bastidores e irrumpe en el proscenio en la segunda escena, tomando un giro vertiginoso que se prolonga hasta el final, cuando se señalan cuatro posibles catástrofes que se resuelven en una quinta.

Arbaces, hijo de Artabán, ministro del rey Jerjes, ha sido desterrado por orden del rey porque aspiraba a la mano de Mandana, su hija; entrando a hurtadillas en el palacio para volverla a ver, encuentra a Artabán, su padre, que le entrega una espada ensan­grentada y le induce a huir de palacio. Ar­tabán, impulsado por la ambición, ha ma­tado al rey y espera deshacerse también de los príncipes para abrirse paso hacia el trono de Persia. Sospechoso de regicidio, insinúa en el ánimo del príncipe Artajerjes que el autor del delito ha sido su hermano Darío y se precipita a hacer asesinar a éste, en interés de Artajerjes, que es elegi­do rey. Arbaces, encontrado en el jardín de palacio, con la espada ensangrentada, es detenido y llevado ante el rey. Lo anuncia Semira, hermana de Arbaces y amante de Artajerjes. Arbaces ha de disculparse de la acusación que le oprime, pero no puede denunciar a su padre. Artajerjes que ama a Arbaces porque le salvó la vida en una batalla encarga a su padre que juzgue a su hijo, con la secreta esperanza de que con­siga disculparlo. «¡Ay, dejadme respirar/ en paz algunos momentos! / Capaz de re­solver/ no es mi razón. / Me encuentro en un instante, / juez, amigo y amante, / y delincuente y rey». [Deh respirar lasciatemi / Qualche momento in pace! / Ca- pace di risolvere / La mia ragion non é./ Mi trovo in un istante / Giudice, amigo, amante, / E delinquente e re»]. La más encarnizada acusadora es precisamente Mandana que, aun amando a Arbaces, pide su muerte. Artabán pronuncia la condena, pero inmediatamente induce a su hijo a que huya; como éste se niega, urde la tra­ma para matar a Artajerjes y proclamar rey a Arbaces. Artajerjes, a su vez, penetra en la prisión y obliga a huir a Arbaces, quien se refugia en las habitaciones de Mandana.

Mientras se celebra la corona­ción de Artajerjes, a quien Artabán ha en­venenado la copa del juramento, estalla la revuelta preparada por Artabán, pero Ar­baces consigue contenerla. Entonces, con­ducido Arbaces ante Artajerjes, éste le or­dena confirmar su inocencia, bebiendo a su vez en la copa del juramento. Artabán, para salvar a su hijo, se traiciona y con­fiesa sus delitos. Es condenado a muerte por el rey; pero se rebela y levanta la mano contra él. Arbaces lo detiene, amena­zando con beber el veneno. Artabán se rinde y Arbaces quiere morir en su lugar; puesto que el padre se opone, Arbaces soli­cita piedad y Artajerjes lo condena sólo al destierro, se casa con Semira y da Mandana como esposa a Arbaces. Así acaba esta fan­tástica pirotecnia teatral donde se mezcla la tragedia de Corneille . (v. El Cid) con las fantasías arcádicas propias del melo­drama, y en cuyas ricas dotes espectaculares brillan, apasionadas, patéticas o elegante­mente retóricas, las estrofas de Metastasio (v. también Jerjes).

M. Ferrigni

Con todo lo novelesco de los caracteres, la invención abunda en situaciones y con­trastes verdaderamente dramáticos. (Carducci)

*    De los 107 melodramas compuestos en el XVIII, sobre el libreto de Metastasio, pocos tienen un valor musical que merezca más que una cita. Tras la representación romana de Artajerjes de Leonardo Vinci (1690-1730), en Venecia tuvo lugar el mis­mo año (1730) la primera representación celebradísima de la ópera de Johann Adolph Hasse (1699-1783), que fue dada repetidamente hasta 1760 en los teatros de Venecia, de Dresde, de Londres, donde Hasse había sido llamado para rivalizar con Háfidel. También Christoph Willibald Gluck (1714-1787) escribió música para el Artajerjes de Metastasio; la ópera, repre­sentada en Milán en 1741, es sin duda la primera de las que el maestro escribió en Italia de 1741 a 1745. Las partituras de nue­ve de ellas, incluida la del Artajerjes, se han perdido. Entre los otros Artajerjes, en música se recuerdan también el de Nicoló Jommelli (1714-1774), Roma, 1749; de Baldassare Galuppi (1706-1785), Venecia, 1762; de Johann Christian Bach (1735-1782), Turín, 1761; de Giovanni Paisiello (1740-1816), Módena, 1765.