Novela de Vicente Blasco Ibáñez (1867-1928), fechada en 1894, escrita para el folletín del diario republicano El Pueblo. La acción transcurre en la ciudad de Valencia y es de carácter costumbrista. Refleja el mundo del comercio y de la alta burguesía, venida a menos, en muchos casos, por exceso de lujo y vanidad, y falta de economía y orden. Ese mundo aparencial — expresado en la antigua copla: «Arrós y tartana, / casaca a la moda, / ¡y rodé la bola / a la valensiana!» — es el que Blasco Ibáñez pinta a través de la trágica caída en la miseria de una familia valenciana.
Como en Fortunata y Jacinta, de Galdós, el ambiente mercantil sirve de fondo a una acción de escasa densidad argumentad en la cual lo más importante son las descripciones costumbristas del mercado, el carnaval, la ópera, las fallas, los mi- lacres de San Vicente representados en Burjasot, el desfile de las rocas en el día del Corpus, etc. Un muchacho aragonés, Melchor Peña, alcanza en Valencia la protección de Don Eugenio García, también aragonés, fundador de la tienda de Las Tres Rosas. Melchor se casa con Manuela, hija de un rico usurero. Muere Melchor y la viuda —que ha tenido un hijo con él — vuelve a casarse con un antiguo novio suyo. Enviuda nuevamente, y en tanto que el. hijo, Juanito, trabaja como dependiente en Las Tres Rosas, Doña Manuela y sus hijas llevan una vida de lujo y de derroche, que concluye con su caída en la miseria, tras haber malgastado los ahorros que Juanito tenía guardados para poder casarse con Tónica, una humilde costurera. Uno de los episodios más patéticos y mejor narrados en la historia de esa ruina familiar, es el de la muerte del caballo que arrastraba el carruaje de Doña Manuela en el paseo de la Alameda. El caballo muere «representando la fortuna que se aleja de la casa, el prestigio que se pierde, la altivez que se desvanece».
M. Baquero Goyanes