[Areopagitica, a Speech for the Liberty of Unlicensed Printing]. Discurso de John Milton (1608-1674), publicado en 1644, y dirigido contra la supresión de la libertad de imprenta, ordenada por el parlamento con fecha de 14 de junio de 1643. El nombre de la pieza oratoria está sacado del Areópago griego.
El autor, dirigiéndose a los Lores y a los Comunes, trata de demostrar la inutilidad e incluso el daño que comporta la nueva ley. La primera razón adoptada por el autor debía ser especialmente eficaz para los convencidos protestantes ingleses: querer someter todo libro, antes de su edición, a una comisión pertinente de censura, hace pensar, dice Milton, en los métodos de la Curia papal y del Tribunal de la Inquisición después del Concilio de Trento; es querer llevar al sistema cultural inglés los métodos de la tan combatida Iglesia católica. Los grandes profetas y los apóstoles y padres de la Iglesia, expresa o indirectamente, declararon que las producciones del espíritu humano debían ser libres; y que todos los hombres han de tener facultad para conocerlas y para refutarlas, para continuo aumento de su saber. Permitiendo la lectura de los libros tanto buenos como malos, el intelecto humano se acostumbrará a discernir el bien del mal, a asimilar y hacer suyo el primero y a rechazar el segundo, reforzando, al mismo tiempo, en esta competición, su propia virtud.
Impedir la publicación de libros que puedan ser contrarios a los intereses del Estado y de la religión no es oportuno; puesto que la comisión encargada de ello podría equivocarse y encontrarse frente a producciones del pensamiento tan nuevas y elevadas que al principio podrían parecer contrarias a los principios religiosos y morales. Milton recuerda a este propósito el proceso de Galileo y la condena del hombre que luego fue considerado como uno de los grandes científicos de la humanidad. Sin embargo, entonces, poco faltó para que se truncara su altísima obra, cuya grandiosidad y novedad revolucionaria parecieron a la Inquisición contrarias a los principios religiosos. Este discurso está considerado como la mejor obra en prosa de Milton. En él Milton habla de su visita a Galileo «envejecido en la cárcel de la Inquisición por haber pensado en astronomía de modo distinto a lo que pensaban sus censores». [Trad. de José Carner. Fondo de Cultura Económica (México, 1941)].
E. Allodoli