[Analysis of the Phenomena of the Human Mind]. Obra del filósofo, historiador y economista inglés James Mili (1773-1836), padre de John Stuart Mili, compuesta en 1829, reimpresa por su hijo en 1869. David Hartley había ya intentado en su tratado Observaciones acerca del hombre [Observations on Man] interpretar los fenómenos del espíritu con la teoría de la asociación; James Mili, basándose en él y en las teorías de Hobbes, Locke, Hume y de los escritores franceses Condillac, Helvetius, Cabanis, desarrolló el lado psicológico de la filosofía de Bentham; como éste había intentado basar toda la teoría de la ética sobre el único principio de la preferencia humana del placer al dolor, así él intentó construir toda la psicología, sobre el único principio de que lo que ha sido una vez experimentado puede ser revocado al repetirse las experiencias que se asociaron con ello en el espacio y en el tiempo. Esto es, intentó explicar mejor el proceso de «química mental» por el cual, de la asociación de las ideas — representaciones de sensaciones en la memoria—, se forman síntesis estables. «Como dos o más ideas simples se funden en una, así dos ideas complejas pueden fundirse en otra más compleja; y así hasta el infinito. Un ladrillo es una idea compleja; la cal es otra; estas ideas, asociadas con las de la posición y la cantidad, son las que forman mi idea de pared…
Del mismo modo se forman las ideas complejas de pavimento, de ventana, etc.; y la unión de estas ideas complejas forma mi idea de casa». A estos análisis de las sensaciones y de las ideas «copias suyas» sencillas, complejas, en serie («trains») sigue el estudio de los medios de comunicar y recordar nuestras ideas; lenguaje hablado y después escrito; de la conciencia «expresión tautológica de sensación»; de la imaginación, serie de ideas; de la clasificación y de la abstracción, cuya función reduce el autor a la de «economizar las palabras»; de la memoria, asociación del yo que recuerda y de lo recordado, llamada «idea de la identidad personal»; de la «fe en la memoria», esto es, en la «existencia permanente del espíritu»; del raciocinio; y de la prueba, a la que sigue un largo capítulo extraído de la obra del autor, Examen de la Filosofía de William Hamilton, acerca de la «fe en un mundo exterior». En el segundo volumen, después de un estudio especial sobre la reflexión y la distinción entre los poderes intelectuales y activos del espíritu humano — esto es, entre sensaciones e ideas y los sentimientos de placer o dolor—, sigue un amplio estudio de las causas de las sensaciones agradables y penosas; de sus ideas y de las causas de las ideas; de las sensaciones mismas consideradas como pasadas o como futuras (esperanza o temor); de las causas de tales sensaciones, pasadas o futuras — causas remotas y próximas—; de la riqueza, potencia, dignidad, y sus contrarios, como causas de ellas; de nuestro prójimo considerado como causa de nuestros placeres o dolores (amistad, amabilidad, familia, patria, partido y clase, género humano); de los objetos sublimes y bellos y sus contrarios, considerados como sus causas; de los estados agradables o dolorosos, como consecuencia de nuestras acciones; y de las causas de esos estados; de las acciones de nuestro prójimo, causas de nuestros placeres o dolores, como consecuencia dé nuestras acciones. Es un amplio tratado de los sentimientos morales y de las virtudes, comentado e integrado con otros escritos del autor, y con una nota de su hijo que es por sí un tratado dividido en dos partes.
El profundo y minucioso análisis termina con el plan de un tratado acerca de la parte «Práctica» de la doctrina del Espíritu Humano, en tres libros: Lógica, Ética, Educación. En el Análisis de James Mili culmina el desarrollo del asociacionismo psicológico reducido a riguroso sistema científico dominado por la sola ley de contigüidad. Stuart Mili, Bain, Spencer conservaron su doctrina de la inseparabilidad de la asociación, en la cual desarrollaron con preferencia el aspecto filosófico. Pero ya Wundt hacía notar la artificiosidad de considerar las sensaciones como hechos sencillos, que no necesitan explicación por sí mismos, y ponía en evidencia la complejidad de los contenidos de la asociación, fusiones de elementos que aparecen aislados en la conciencia. Toda evocación asociativa parece hoy a la psicología resultado de un número complejo de factores: sentimientos, tendencias, percepciones, influencias de ambiente físico-biológico, social. El asociacionismo participa del mismo defecto de la psicofísica; desnaturaliza los cambios y los fenómenos del espíritu, para entregarlos a las concepciones de los cambios y fenómenos de la mecánica atómica y molecular.
G. Pioli