[Amores]. Colección poética en versos elegiacos que escribió Publio Ovidio Nasón (43 a. de C.- 17 d. de C.) en su primera juventud, cuando frecuentaba el mundo elegante. De los Amores sólo ha llegado hasta nosotros la segunda edición, no la primera, en cinco libros, que le había ya valido un gran éxito con las elegías en alabanza de Corina. En esta edición suprimió muchas elegías de la primera y añadió alguna nueva; de lo que resultó la narración de un imaginario amor personal del poeta, enriquecido aquí y allá con alguna elegía extraña al tema amoroso, con la descripción de un cortejo sagrado en honor a Juno, y el epicedio para el poeta Tíbulo. La novela de amor entre el poeta y Corina, siguiendo el cañamazo de los célebres amores de Catulo y Lesbia, de Tíbulo y Delia, no sólo es puramente imaginaria, sino que también Corina es imaginaria en el nombre, de la misma manera que lo es en la persona. Excluido el supuesto autobiográfico queda una humorística sátira de la novela erótica aunque en ninguna elegía falte cierto sentimiento cálido y sincero, a veces demasiado afectado y lánguido.
Cómica al hablar de los contrastes del amor, retórica cuando expone las oposiciones de tesis, la poesía de Ovidio pinta las situaciones más absurdas: el poeta se alaba de poder amar a dos mujeres a la vez; la libertina y la honesta, la instruida y la ignorante, la pequeña y la grande, la rubia y la morena, la gruesa y la flaca; se burla del marido, ya se muestre celoso custodio de su mujer, ya deje de vigilarla, quitando así al exaltado amante el gusto del tálamo prohibido; protesta contra la sospecha del ama de que también haga el amor a su doncella, e inmediatamente después viene la carta amorosa a la doncella, a la cual el poeta da una cita, enseñándole cómo sortear las sospechas de su ama; si le traicionan declara sentirse liberado del yugo; después de una escena de celos, se acomoda a compartir la amante con su rival. Escandalosamente bufonesco, maliciosamente didáctico, Ovidio no es un poeta enamorado, sino un poeta que se burla del amor. Comparada con Lesbia, Delia o Cintia, su Corina no tiene ningún rasgo que la distinga; reúne las facciones de muchas mujeres que rodean al poeta, cuyo denominador común no ha sido otro sino una feminidad superficialmente advertida, una sensualidad libertinamente satisfecha. [Trad. española de D. e I. Suárez de Figueroa (Madrid, 1732)].
F. Della Corte
Sabía usar bien sus palabras sólo en las poesías, en las cuales no ignoraba sus defectos sino que los amaba. Se ve claramente que a aquel hombre ingenioso no le faltaba tanto la capacidad de frenar sus defectos, cuanto la voluntad de hacerlo. (Séneca el Viejo)
* El humanista alemán Konrad Celtis (1459-1508), publicó en 1502 una colección de poesías latinas, en cuatro libros, con el mismo título. Ovidio y Horacio son sus principales modelos en cuanto a la forma, mientras que, para el contenido, Celtis acude directamente a sus numerosas experiencias amorosas, y a su conocimiento personal de los diversos paisajes y ciudades de alemania. De los cuatro libros corresponden, en efecto, cuatro partes según los lugares de sus amores: Cracovia, Regensburgo, Maguncia y Lubeck. Cada una de estas partes tiene, además, por subtítulo el nombre de una muchacha a -quien quiso sobre todas: Hasa, Elsula, Úrsula y Bárbara. El amor que siente no es pasión profunda sino juego pasajero de la fantasía que tan pronto se inflama como se desvanece, con todo, de vez en cuando se halla en sus poesías algún rasgo dramático. El temperamento sensual del autor se trasluce también a través de la bella forma magistralmente dominada y limada. Pero la principal característica de la obra es la fusión de la poesía de amor con la paisajística vigorosamente inspirada en un vivo sentimiento nacional. En la dedicatoria al emperador Maximiliano (v. Cartas de Humanitas) el mismo Celtis considera su obra como un preludio a la alemania ilustrada, que predominó siempre en sus pensamientos.
M. Pensa