[Almansor]. Tragedia en verso y en un acto del escritor alemán Heinrich Heine (1799-1856), escrita en 1820, publicada en 1822 junto con Radcliff (v.) e Intermedio lírico (v. Cancionero). Se desarrolla en Granada, en la España de Isabel de Castilla y Fernando el Católico, ambiente bastante apreciado por los románticos. Los antecedentes están narrados por Alí a Don Enrique. En la Granada, todavía mora, vivían dos familias amigas: la de Abdallah y la de Alí; este último, que había quedado viudo, con su hijo Almanzor, encontró consuelo en la familia del amigo y en las gracias de la pequeña Zuleima, su hija. Los padres prometieron a ambos niños y decidieron cambiárselos para educarlos a su gusto. Pero, ocurrida la victoria española, Alí se convirtió al cristianismo y Zuleima le siguió en la conversión. Abdallah, de antigua y orgullosa estirpe mora, huye indignado, maldiciendo a su hija y jurando a Alí que se vengará en Almanzor, sangre de renegado. Nace así en el corazón de Alí un profundo odio hacia su antiguo amigo, quien, sin embargo, no lleva a la práctica su proyecto de venganza y bendice, al morir, a Almanzor.
El drama se inicia con la vuelta de Almanzor a Granada, nostálgicamente atraído por su amor a Zuleima, que ha tomado el nombre de Clara y se ha prometido con Don Enrique, cristiano, español, pero vulgar cazador de dotes. El idilio entre ambos se reanuda, pero la cristiana Clara no puede unirse con el mahometano Almanzor. Y éste, el día de las bodas de ella, la rapta. Alí se entera por un anciano criado de que su hijo está vivo y le sigue para abrazarlo paternalmente, pero cuando está a punto de alcanzarlo, Almanzor, creyendo que quiere separarle otra vez de Zuleima, se lanza con ella desde una roca. En la historia de este salvaje amor, con su lacerante dualismo entre el mundo oriental y el occidental, Heine ha expuesto la misma tragedia de su destino. Su sentimiento interno de aislamiento se transformó en la tragedia, en amargura sarcástica. «En este drama — escribe desde Gotinga — he metido todo mi ser, con mis paradojas y mi cordura, mi amor, mi odio e incluso toda mi locura.» Almanzor fue representado en 1823 pero, por su tonalidad exasperada y su lirismo, no era apto para la escena. En cambio, no deja de ser útil para el conocimiento del joven Heine.
G. Federici Ajroldi