Protagonista del drama de este nombre (v.) de Alfred de Musset (1810-1857), de Lorenzino de Médicis de Giuseppe Revere (1812-1889), de La más– cara de Bruto de Sem Benelli (1875-1949), y, anteriormente, de El traidor (v.) de James Shirley (1596-1666), perteneciente a la época isabelina; en la historia, corresponde al duque Lorenzino de Médicis (1514-1548), autor de la Apología (v.) y de la Aridosia (v.).
Turbulento, medroso, físicamente débil, complaciente, en apariencia, con los vicios de su señor, a quien odia y acabará engañando; desdeñoso, en su intimidad, para con los hombres, por quienes es despreciado o temido a causa de su amistad con el duque Alejandro; repleto su corazón de sentimientos diversos, voluble, cauto y silencioso, imprudente y hablador, cínico y voluptuoso, pero nostálgicamente dado al recuerdo de una juventud «pura como el oro», Lorenzaccio es un personaje bastante complejo.
Lo que mejor aparece definido en él, y mucho más que su odio hacia el tirano o su propósito abiertamente declarado de suprimirle, es su inconsolable melancolía : Musset la hace derivar del recuerdo de Hamlet (v.), que aletea en toda la tragedia, lo mismo que en el romanticismo de la época. Su tristeza es también afecto rechazado, confianza denegada y soledad: el joven que deambula, tenebroso y pálido, por las salas y los corredores ducales y sigue al señor en sus orgías lleva consigo no sólo el recuerdo de Bruto (v.), a quien querrá emular, sino también un singularísimo drama de intelectual y de hombre incomprendido; y su misma soledad, exacerbada por la desconfianza ajena, refuerza su intento de parecerse al antiguo vengador de la libertad de Roma.
Como es natural, nada había de ello en las breves páginas de la Apología; obra destinada a la historia, se trata de una defensa personal y de una brillante exaltación del tiranicidio; relegado el literato a segundo término, el delito adquiere un aspecto meramente político y analíticamente explícito. Algún poeta, empero, ha creído que aquel homicidio representaba también, quizá, la rebelión de Lorenzino contra todo un mundo que no le había creído o bien habíale despreciado, una manera de alcanzar una todavía mayor, pero más heroica, soledad.
G. Falco