Personaje de la tragedia La duquesa de Malfi (v.) de John Webster (1580?-1625?). Bosola ocupa una posición central en la tragedia: caballerizo de la duquesa, es el alma de todos los males que acaecen a su alrededor. Horrible mezcla de vicio e inteligencia, se convierte cada vez más en instrumento de las más bajas y violentas pasiones.
Es un burlón y despreocupado juez de todo cuanto ocurre: siempre atento a que suceda aquello que pueda redundar en perjuicio de los personajes envueltos en la trama dramática, vitupera y juzga con singulares y originales imágenes las acciones humanas y las cosas del mundo. A su monstruosa perfidia y a la profundidad de su abyección, típicas de los turbulentos aventureros de aquella época, Webster añade un humor melancólico, carácter que seguramente debía formar parte de su propia personalidad; es posible que viera en Bo- sola lo que en sí mismo veía: un hombre frustrado.
Cuando Bosola quiere rehabilitarse y comenzar una nueva vida, mata, equivocadamente, al mismo a quien precisamente quería salvar, el noble y afable Antonio, mayordomo y amante de la duquesa. Todos los actos de este «homicida meditabundo y filosófico bribón», como le llama Swinburne, aparecen como malditos, aun los inspirados por una buena intención. El triste sino de su vida se pone claramente de manifiesto cuando exclama, desesperado: «No somos más que pelotas utilizadas por los astros en sus juegos, golpeadas y lanzadas de acá para allá a su capricho».
Y al vengarse dando muerte al cardenal y al duque Fernando, su hermano, puede exclamar sarcásticamente: «La última parte de mi vida es la que mejor servicio me ha prestado». Bosola es una impresionante figura del mal, que tan sólo en Yago (v.) puede tener un digno compañero. Pero ofrece también algo de la incertidumbre de Hamlet (v.) y, quizás, algún rasgo de Mercucio (v.). Esta complejidad confiere al personaje un carácter desconcertante, difícil de clasificar.
E. Allodoli