[Consolationes]. Son tres escritos de Lucio Anneo Séneca (4? a. de C. – 65 d. de C.) recogidos en los Diálogos (v.), donde figuran como el cuarto, noveno y décimo. En la Consolación a Polibio [Consolatio ad Polibium], poderoso liberto de Claudio, el filósofo se extiende en mentirosas adulaciones: aquel emperador que él mismo había de satirizar al cabo de pocos años en Apocolocyntosis (v.), aparece aquí aureolado de falsa grandeza entre desvergonzadas lisonjas. A los años del destierro en Córcega pertenece también la Consolación a su madre Helvia [Consolatio ad Helviam matrem] para confortarla de su propia ausencia y para probar que su destierro no es una desgracia.
La tercera es la Consolación a Marcia [Consolatio ad Marciam], viuda de Cremucio Cordo, víctima de Tiberio; escrita antes del destierro para mitigar el dolor por la pérdida de un hijo, muerto tres años antes, la consolación es un magnífico pretexto para presentarse como predicador de virtudes superiores, enjugando lágrimas terrenas y elevando el pensamiento por encima de las cosas de este mundo. La disposición, ya en uso en las escuelas filosóficas del helenismo, se perfecciona en Séneca: mejor que cualquier otra secta, la estoica proporciona argumentos sobre la vanidad de los bienes de esta tierra; los dos motivos, vida y patria, tan caros al corazón de los mortales, resultan ineficientes si se comparan con la inmortalidad. [Trad. de Lorenzo Riber (Madrid, 1943)].
F. Della Corte