[Esame critico degli ordini rappresentativi della societa moderna] Obra del jesuita Luigi (en el s. Prospero) Taparelli d’Azeglio (1793-1862), hermano de Massimo d’Azeglio y destacado representante del pensamiento social católico del pasado siglo.
Apareció, primero en folletín, en «La Civiltá Cattolica», y después fue publicada en dos volúmenes, en Roma, el año 1854. El autor declara que la obra puede servir como apéndice y comentario al Ensayo teorético de derecho natural (v.), donde había expuesto sus ideas sobre el origen del poder y de la autoridad del Estado, así como en torno a las relaciones entre los súbitos y los soberanos, entre los individuos y los gobiernos. El problema que trata de resolver en el Examen crítico se refiere a la legitimidad y la oportunidad de los regímenes constitucionales, después de las graves experiencias y los vivos debates de la primera mitad del siglo XIX. Lejos de censurar ni desaprobar los sistemas representativos, examina el proceso lógico e histórico de la formación de los mismos en la edad moderna.
Ve en las formas constitucionales, establecidas de hecho en ciertos países europeos, la infiltración de las concepciones propias de la reforma protestante en torno al poder civil, y trata de sugerir los fundamentos de un sistema político moderno, fundado sobre el concepto cristiano de autoridad, que salve la libertad y considere el poder no como un privilegio sino como un deber, y en el que la representación popular, dejando oír su voz, coopere al bienestar público. Se declara enemigo de aquellas formas del parlamentarismo que, en lugar de proteger los derechos de los individuos y de la autoridad, no se preocupan más que de asegurar el interés de unos pocos. Todas las formas de gobierno son buenas si son legítimas y procuran el bien común; pero los regímenes constitucionales, si funcionaran bien, constituirían la forma mejor.
El primer volumen de la obra trata de los principios teoréticos, derivados del principio de insubordinación que representa el libre examen proclamado por el protestantismo, que han traído consigo los abusos en las formas constitucionales de los gobiernos de la primera mitad del siglo XIX: los falsos conceptos respecto al derecho y la autoridad, el principio de la soberanía popular, la libertad degenerada en licencia, el monopolio de la enseñanza, el utilitarismo económico, la separación de los poderes legislativo, ejecutivo y judicial. En el segundo volumen se exponen y comentan las consecuencias prácticas de estos principios: la abolición de la unidad social, la organización de los partidos con fines e intereses particulares, la supresión de la finalidad natural de la legislación, la fuerza material sustituyendo al poder ejecutivo, la confusión entre patria y Estado, las reformas económicas incapaces de satisfacer la desatada avidez de placeres, la economía política convertida en expoliación universal, la fundación de las ideas comunistas, la carrera de los armamentos y la corrompida administración de la justicia. La obra termina con la exposición resumida de los principios que deberían regular el buen funcionamiento de los gobiernos contemporáneos. Puede ser considerada como un inexorable proceso contra todos los desórdenes de la sociedad moderna y como una luminosa indicación de la solución cristiana a las complejas y urgentes cuestiones sociales.
C. Giacon