[Philosophische Versuche über die menschliche Natur]. Obra del filósofo alemán publicada en Leipzig en dos volúmenes en 1776-77. Esta obra fue muy estudiada por Kant, sobre el cual ejerció notable influjo, mientras ella, a su vez, experimenta el influjo ejercido sobre el pensamiento de Tetens por la Disertación kantiana del 1770. Ya su título, análogo al de las obras de Locke y Hume, indica que el autor se ha formado en los autores del empirismo inglés, con el cual enlaza, volviendo a tomar sus problemas aunque, por lo demás, se declara insatisfecho con las soluciones de esa escuela. Estudia la vida psíquica partiendo de consideraciones empíricas pero inclinándose hacia el análisis del conocimiento racional, que los empiristas, según él, excesivamente llevados por su amor al conocimiento sensible, no habían comprendido en su verdadera esencia y autonomía. Con todo, a diferencia de Kant, no supo conquistar el método objetivo para el análisis del conocimiento intelectual y racional y siempre se mueve en el terreno psicológico de sus predecesores; es más, en realidad parte de los fenómenos biológicos y fisiológicos, y afirma que las leyes de movimiento de los cuerpos (orgánicos) son del todo semejantes a los que regulan el movimiento de las ideas, las leyes de la asociación.
Gran parte de sus ensayos está dedicada a la psicología del conocimiento, en la cual se hallan sus ideas más interesantes. Fue tal vez el primero de los filósofos alemanes (y, en general, del continente) en tomar en serio el examen de la crítica dirigida por Hume al concepto de causa, pero sin aceptar en cuanto a lo psicológico, sus conclusiones. En efecto, observa él, la representación de la relación de causa es psicológicamente, mucho más compleja de lo que sospechaba Hume. Por la experiencia interior sabemos que sentimos nuestras tendencias y percibimos. en conexión con ellas, los efectos que producen; la relación que hay entre el impulso, y su efecto, que se realiza por medio de la acción, la extendemos también a las cosas exteriores, obteniendo así el primer modelo de la relación entre razón y consecuencia, en que, erróneamente, Tetens hace consistir la relación causal. Por otra parte, prescindiendo de la confusión de la relación existente entre razón y consecuencia con la existente entre causa y efecto, él con su método explica el origen psicológico de la representación de la causa, pero como suele ocurrir en sus investigaciones no consigue ver el alcance del problema.
En la psicología del conocimiento Tetens continua — como por lo demás, sigue haciendo Kant— con la vieja teoría de las «facultades» del alma, pero introduce en ella notables y profundos cambios. Considera las diversas relaciones elementales existentes entre las cosas, como derivadas de determinadas formas elementales de actividad o funciones de la facultad de pensar: con esto viene a distinguir de la sensibilidad que nos da la materia del conocimiento, la inteligencia o pensamiento que impone a esta materia sus formas. Por esto el análisis de las relaciones existentes en el pensamiento nos dará la extensión y los límites de la inteligencia; ésta actúa en la percepción, en la cual, dice el autor, a diferencia de sus predecesores y en armonía con Kant, no existen solamente contenidos sensibles, sino también relaciones intelectuales, pero inmediatas, porque son en todo semejantes a las que descubrirá en ellos la reflexión. Ahora bien, la percepción no nos da más que fenómenos, no la verdadera esencia de las cosas y del alma, las cuales, permanecen desconocidas para nosotros. Junto a la sensibilidad y a la inteligencia, Tetens, anticipándose a la Crítica del Juicio (v.) kantiana, pone como facultad autónoma el sentimiento, que a diferencia de la sensibilidad, contiene una referencia directa del sujeto a sí mismo.
Los ensayos de Tetens son, pues, notables por lo que de kantiano anticipan o contienen; pero, notablemente inferior a Kant, no sabe salir de las estrecheces de la psicología, y plantear el verdadero problema crítico, del cual, con todo, tuvo una notable intuición.
G. Preti