[Indovelse i Christendom]. Obra publicada en Copenhague en 1850. Forma parte del grupo de escritos sobre la polémica contra el Cristianismo oficial, legalizado y constituido. Más que en ninguna otra obra, se trata en ésta de la dialéctica de «elección», es decir, de la atracción-repugnancia de lo divino. El motivo paulino del Cristo que se hace hombre, que sufre y muere como hombre y, con el «escándalo» de su muerte, rescata la culpa de la humanidad y testimonia la Redención, está en ella llevado hasta el límite de identificación con la esencia de la religión. Este motivo constituye la base de lo que pudiera llamarse la apologética kierkegaardiana. No puede haber Cristianismo sin sentir el «escándalo» que lo divino suscita en el hombre; Dios-Hombre es objeto de fe en cuanto encierra en sí la posibilidad del escándalo.
Es el escándalo lo que pone al hombre en la encrucijada de sentir «repugnancia» por Dios- Hombre o decidirse por la fe. Precisamente la cristiandad de su tiempo, según Kierkegaard, ha perdido el sentido de esta verdad y por eso no tiene espíritu cristiano, ni tiene fe. Fue Lutero quien inició la corrupción del Cristianismo acentuando en la religión al hombre, en lugar de acentuar a Dios; por ello, el Cristianismo se ha hecho mundano y se ha pervertido. Para que la irrisión y la burla, que han herido al Cristianismo, puedan eliminarse, es necesario que la Cristiandad conciba a Cristo como lo «absolutamente paradójico», esto es: Cristo como simple hombre, que sufre y muere como simple hombre, y Cristo que, por otra parte, afirma ser el hijo de Dios, y habla y obra como Dios.
Cristo «absolutamente paradójico» suscita repugnancia en el hombre, pero precisamente es a través de la desesperación y del escándalo como se conquista la fe. La fe no se adquiere ciertamente por «comprensión»; por eso la razón se escandaliza frente a la paradoja de Cristo, signo de contradicción. La razón calla, debe callar; sólo entonces nace la fe, sólo entonces, chocando con la contradicción, se aclaran los pensamientos respecto a ésta, y «tú, colocado ante el dilema, debes elegir creer o no creer». El Ejercicio de Cristianismo es una de las obras de Kierkegaard en la que el carácter paradójico y antinómico de la religión se refuerza al calor de la polémica. Ello contribuye a poner de relieve el elemento casi definitivo de la concepción kierkegaardiana de la vida.
La fe como «decisión», «elección», «encrucijada» frente a la cual está el hombre colocado, es el descubrimiento de Dios, a la vez que el descubrimiento que la persona hace de sí misma. Es Dios, y es el hombre, es el hombre porque es Dios, es Dios quien lo obra todo y, por consiguiente, también el «milagro» de la fe; pero el hombre ha de realizar también un acto de voluntad, que tiene la fe, la decisión suprema, gracias a la cual se comprende que la fe «no» se puede comprender (es gracia, no es lógica) y se comprende también cada vida singular, como vida incomprensible.
M. F. Sciacca