[Della Repubblica Florentina]. Obra política en cuatro libros de Donato Giannotti (1492- 1573), compuesta hacia 1538 y publicada por primera vez en 1721.
Partiendo del hecho de que todos los hombres son malvados y presa de las pasiones, Giannotti quiere hacer sentir la necesidad de que el Estado sea un cuerpo donde cada órgano tenga su función. La República, es decir, el Estado, según la clásica definición latina, es una «congregación civil de hombres libres», y Florencia, como Venecia, ofrece a través de los acontecimientos históricos un ejemplo bastante notable de lo que puede alcanzar la mente humana en la organización de la sociedad y de la convivencia común. La mejor forma de gobierno no puede, pues, imaginarse en abstracto, sino que ha de adaptarse a las condiciones de la época. Han de quedar excluidas del Estado tanto las tiranías como una política basada en las necesidades indistintas de las clases pobres y necesitadas.
En toda ciudad hay «grandes, pobres y mediocres»; es preciso que en el Estado queden conciliadas las necesidades de todos, pero especialmente las de las dos últimas clases sociales. La necesidad de fundir los tres tipos de gobierno (oligárquico, tiránico y popular) sugiere al autor el expediente de hacer que muchos participen en el poder para vigilarse recíprocamente. Pero ha de haber un príncipe y es preciso limitar tanto la autoridad de los grandes como la misma libertad del pueblo; los ciudadanos de la clase media podrán aspirar a los cargos, pero no por fuerza propia, de modo que no se envanezcan.
En dicho Estado el Senado consulta, el pueblo delibera y la Señoría y los magistrados conservan el poder ejecutivo; el interés por las necesidades sociales que se encuentra en la concepción de Giannotti, pese a estar apenas insinuado, es el principio de una nueva actitud política y revela un sentido de la vida más complejo del que tenían los teóricos de la época inmediatamente precedente. Admirador de Savonarola y de Miguel Ángel, siente el amor a la patria y la fe en las ideas. Bajo muchos aspectos, junto con Paruta, anticipa la política de la Contrarreforma sin renunciar a las conquistas del Renacimiento.
C. Cordié