[Tableau économique]. Esta obra de François Quesnay (1694-1774), fundador de la escuela fisiocrática, fue publicada en 1758. El momento no parecía favorable: la atención del público estaba vuelta hacia el Amigo de los hombres (v.) de Mirabeau, y Francia se hallaba sumida en plena guerra de los Siete Años, al año siguiente de Rosbach (1757). Sin embargo, la obra, que indaga y expone las leyes naturales a que la realidad económica, como todas las cosas, obedece, despertó enorme entusiasmo.
Rechazada la teoría mercantilista de que los metales preciosos representan la riqueza («las riquezas de una nación no se miden por la masa de las riquezas monetarias»), Quesnay dice que las riquezas «reales» son las «riquezas siempre renacientes, buscadas siempre y siempre pagadas para gozar de ellas, para procurarse las comodidades, para satisfacer las necesidades de la vida», esto es, los productos de la tierra, porque sólo la agricultura es capaz de dar un producto que, además de pagar los anticipos recibidos, asegure una diferencia («producto neto»). La sociedad se reduce, por tanto, a tres clases de ciudadanos: la clase productiva, la clase de los propietarios y la clase estéril. La primera, a través del cultivo de las tierras, hace nacer la riqueza anual del Estado; la segunda, que comprende al soberano y a los propietarios de terrenos, subsiste por la renta o producto neto del cultivo que le paga anualmente la clase productora, después que ésta aparta las riquezas necesarias para reembolsarse los anticipos hechos y para mantener las riquezas de disfrute. La tercera clase está formada por todos los ciudadanos ocupados en otros servicios o trabajos fuera de la agricultura y cuyos gastos son pagados por la clase productora y por la clase de los propietarios que también sacan sus rentas de la clase primera.
De este modo el ciclo queda cerrado, demostrándonos que las clases no productivas viven sobre el producto neto de la clase productora; y, al mismo tiempo, se perfila un orden natural de la economía. En este punto, Quesnay considera que el gran problema económico consiste en buscar la manera de que el producto neto circule entre la naturaleza y el hombre, y entre el hombre y las diferentes clases de hombres; en otras palabras, en cómo ocurre el movimiento regular del producto neto transmitido. por los cultivadores a los propietarios y sucesivamente lanzado por éstos a la circulación económica, que Quesnay considera doble, del mismo modo que en la sangre hay una circulación mayor y otra menor, efectuándose la una entre el hombre y la tierra y la otra entre las clases sociales. En esto radica la gran importancia de la obra. En la visión general del fenómeno económico engloba Quesnay todos los fenómenos particulares, no sólo de circulación en el sentido más estricto que los economistas dan hoy a esta palabra, sino de producción, de consumo y de distribución. Primera visión de conjunto unitaria y sistemática sobre el conjunto del mundo económico considerado como un todo.
M. Maffei