[Entretiens sur la pluralité des mondes]. Libro muy conocido de Bernard Le Bovier de Fontenelle (1657-1757), publicado en 1686. El autor declara hallarse poco más o menos en la situación de Cicerón cuando se puso a discutir en latín cuestiones de filosofía hasta entonces tratadas en griego: la vulgarización favorece a la ciencia, en todos los casos, tanto para los doctos como los indoctos. Al tratar de la materia filosófica más propia para «excitar la curiosidad», el autor pide a las damas que expliquen sólo la aplicación con que han leído la Princesa de Cléves (v.), la famosa novela de Madame de La Fayette. Las ideas de física, si son seguidas con escrupulosa inteligencia, son evidentes por sí mismas. Supone Fontenelle que pasea una noche magnífica por el parque con la marquesa, de quien es huésped: la conversación versa en cierto momento acerca de las estrellas y demás cuerpos celestes. Él le explica, con argumentos sencillos y familiares, que la tierra es un planeta que gira sobre sí mismo y en torno al Sol.
En las cuatro noches siguientes, reanudando cada vez la conversación interrumpida por las ocupaciones del día entre la sociedad de aquella residencia de campo, él le muestra que la Luna es una tierra habitada como los demás planetas: se pone luego a hablar de Venus, Mercurio, Júpiter y Saturno. Al referirse a las estrellas fijas, dice que éstas — como otros tantos soles — iluminan cada una un mundo propio. Mientras la «impaciencia por saber» es, en la oyente, cada vez más significativa, él le asegura que ya ha penetrado ella muy adentro en los secretos de la ciencia; y sólo por galantería ruega a la dama que no mire nunca al sol, ni al cielo, ni a las estrellas sin pensar en él. Se añade a la obra un coloquio celebrado más tarde y que toma por analogía el título de «Noche»; en él, el amable hombre de ciencia aclara también problemas tratados anteriormente con la marquesa, y le expone los nuevos descubrimientos hechos en el cielo. Este libro, chispeante de gentilezas galantes y graciosas, deja sentir en todo razonamiento aquel ingenio sutil y exquisito que dio tanta fama a su autor: hasta la misma sequedad de la exposición se vela con dulces fantasías inspiradas por el hechizo de la noche, en la descripción de un universo que se ha agrandado por los descubrimientos astronómicos. Si por esto Fontenelle puede también ser recordado en la historia del «preciosismo» de su época, por su carácter casi siempre burlón y antidogmático parece preceder a Voltaire. En esta obra se inspiró el italiano Algarotti para su Newtonismo para las damas (v.).
C. Cordié
Las Conversaciones sobre la pluralidad de los mundos inician una época del espíritu y también una época del arte… Con Fontenelle la ciencia exacta se incorpora definitivamente al humanismo. (Fernández)