(Fragmentos). El pintor cordobés Pablo de Céspedes (1548- 1608) escribió un Arte de la Pintura, poema en octavas reales, del que sólo se conservan fragmentos. Fueron salvados del olvido por el también pintor y hombre de letras Francisco Pacheco del Río, que los incluyó en su Arte de la Pintura, publicado en 1649. Después, todos los fragmentos, o algunos escogidos, han sido dados a la luz de la imprenta más veces. Los que conocemos son catorce, de varia extensión y repartidos en dos partes. Parece que en la primera trataba de la educación y adiestramiento del pintor y de los instrumentos de su arte, y en la segunda propiamente de las cualidades y excelencias de la pintura. Así en la primera parte llevan algunos parágrafos, título y tema como, «Los instrumentos necesarios para la pintura», o «De la duración de la tinta», en tanto en la segunda aborda asuntos como «De la perspectiva» o «Del escorzo». En esta parte, y tras de tratar «De la proporción de los animales», hace su «Pintura de un caballo», que merecidamente es el fragmento más conocido y popular. Bien parece que la más entonada y feliz descripción del noble bruto sea hecha por un poeta cordobés, cuya patria lo era de la mejor casta de caballos, y a ello alude en el final del parágrafo aludido. Tendríamos sin duda, de estar completo, el mejor poema didáctico en castellano, pero aun así, con solos estos fragmentos, poseemos un conjunto antológico de primer orden que ha bastado para situar a Pablo de Céspedes entre los primeros poetas de su siglo, y éste era el que justamente hemos llamado «de oro» en nuestras letras.
J. Mª de Cossio