[De Carne Christi]. Obra dogmatico polémica del apologista cristiano Quinto Septimio Florencio Tertuliano de Cartago (n. alrededor del 160, muerto en edad avanzada). La obra forma parte de un grupo de escritos polémicos contra el gnosticismo, y fue compilada hacia el 211. Confutando el docetismo de los gnósticos, Tertuliano demuestra que el cuerpo de Cristo fue verdadero y humano, tomado de una virgen, sin fecundación viril. Incidentalmente expresa la opinión de la fealdad del cuerpo de Cristo. Continúa en el De la Resurrección de Cristo [De Resurrectione Christi], en que reanuda los argumentos en favor de la resurrección de la carne, basándose en el Antiguo y en el Nuevo testamento, e investiga las propiedades del cuerpo resucitado, que será sustancial- mente idéntico al actual.
En la lucha de Tertuliano contra la Gnosis, especialmente contra Marción, reaparece una fase del áspero conflicto entre el espíritu paulino y helenizante, que tendía a desprender el Cristianismo del Hebraísmo y del Dios de los Hebreos, para hacer de él la religión del Padre de Jesús, Dios de amor infinito y de bondad suprema, y el de la Iglesia oficial, que tenía raíces históricas más que filosóficas, hebraicas antes que griegas; y no podía sacrificar la solidaridad y continuidad plurimilenaria de ambos Testamentos, y borrar el valor histórico de los Evangelios (v.) y de la vida cristiana primitiva, la autoridad de la moral común, especialmente desde que Roma, tomando en sus manos el timón de la Iglesia de Occidente, había hecho del movimiento cristiano, desde la mitad del siglo segundo, un poderoso organismo. Con Tertuliano, el Cristianismo rechaza el Dios aristotelicoplatónico por el Dios creador del mundo, Padre de los hombres y del Jesús histórico, cuya obra de redención se convertía en una quimera, si su cuerpo redentor se convertía en un fantasma. El dualismo entre los dos principios del bien y del mal, ya triunfalmente combatido por Tertuliano, había de ser después definitivamente abatido por otro doctor de muy distinto temple: por San Agustín de Hipona, el adversario del maniqueísmo.
G. Pioli