[Jean qui grogne et Jean qui rit]. Publicado en 1865, es uno de los más conocidos cuentos para niños de la condesa de Ségur (Sophie Rostopchine-Ségur, 1799-1874). Jean y Jeannot son dos primos: el primero alegre, afectuoso, complaciente, activo y listo, un corazón de oro; el segundo exactamente lo contrario, siempre descontento, perezoso, envidioso, embustero y ladronzuelo si se le presenta la ocasión. Marchan los dos a París en busca de trabajo, y Jean se labra un buen camino, apoyado por un joven bienhechor, el señor Abel, entusiasmado por su buen carácter: al principio camarero en un café, entra como criado en una excelente casa y más tarde sigue viviendo feliz y contento en calidad de servidor del señor Abel, que ha llegado a ser un conocido y rico pintor, y que ayuda ampliamente también a la familia de Jean. Jeannot en cambio, el llorón insoportable, celoso de la buena suerte de su primo, no sabe hacerse amar, no trabaja bien con ningún amo, y después de haber robado en casa de unos ricos señores de acuerdo con el administrador, delito tras delito, acaba condenado a trabajos forzados. La narración, conducida casi completamente en forma dialogada como en los otros cuentos de la condesa de Ségur, es agradable y, aunque adolece de un moralismo demasiado programático, conserva cierta gracia y vivacidad.
M. Zini