[Königskinder], Cuento musical en tres actos de Engelbert Humperdinck (1354-1921), con texto de Ernest Rosmer, estrenado en Munich en 1897.
Protagonistas del cuento son la pastora de las ocas, una muchacha que vive sola en un bosque con una bruja, y el joven hijo del rey, que, habiendo salido de su reino para recorrer de incógnito el mundo, llega un día a la cabaña de la pastora durante la ausencia de la bruja, se enamora de ella y la invita a huir con él. La muchacha quisiera seguirle, pero no puede alejarse del bosque por los hechizos de la bruja. Entretanto, en la cercana ciudad, los habitantes quieren elegir un rey y piden a la bruja que les diga a quién tienen que escoger. La bruja contesta: al hombre que mañana, al dar las doce, sea el primero en cruzar las puertas de la ciudad. Al día siguiente la ciudad celebra una gran fiesta; el hijo del rey, que ha llegado allá, se hace pasar por un porquerizo. Al dar las doce llega a la ciudad la pastora, que quiere encontrar a su enamorado, y pasa bajo la puerta acompañada por su cortejo de ocas; pero el pueblo no quiere reconocer por reina a semejante andrajosa a pesar de que el pregonero, que sabe por la bruja quiénes son los padres de la muchacha, asegura que ésta es de sangre real, y que lo propio le ocurre al hijo del rey. Solamente los niños los reconocen como rey y reina. Pero ambos son echados de la ciudad y van vagabundeando en busca del reino del hijo del rey, hasta que un buen día, en pleno invierno, llegan ante la cabaña donde antes vivía la bruja, a la que el pueblo enfurecido ha quemado en la hoguera. Los dos amantes, agotados por el frío y el hambre, mueren abrazados, soñando con la felicidad de su reino lejano.
En esta obra, Humperdinck repite la tentativa de su anterior cuento musical, más afortunado, Hänsel y Gretel (v.), que consiste en transportar la fórmula wagneriana del campo de lo grandioso y de lo heroico al más humilde de los cuentos. Pero en Hijos de rey falta aquella gracia fresca y espontánea, que en la primera obra derivaba sobre todo de la introducción de los lieder populares alemanes: aquí predominan la pesadez de los procedimientos wagnerianos y la escasa originalidad en la elección de los leit-motiv. También por el argumento la obra tiene un sentido trágico poco sincero y un romanticismo algo lacrimoso. En la escena obtuvo escaso éxito.
M. Dona