[Schneewittchen]. Cuento de los hermanos Jacob (1785-1863) y Willhelm (1786-1859) Grimm (v. Cuentos infantiles y del hogar). El film de Walt Disney ha demostrado las deliciosas derivaciones a las que podía prestarse este cuento. La niña «blanca como la nieve, roja como la sangre y negra como el ébano» que, huyendo de las insidias de su madrastra, encuentra ayuda y protección en la casita de los siete enanitos y suscita a su alrededor todo un piar de pájaros, un murmullo de hojas, un correteo de rápidos y tímidos animalitos entre las frondas, parece una huida de la malignidad humana, en el seno de la idílica y maternal naturaleza. Los siete enanos en la fábula alemana son niños viejos algo maniáticos: darles una personalidad debía estar reservado a Walt Disney, que ha sabido hacerlo con mano delicada y preocupada de no estropear su carácter fundamental. Al fin, cuando Blancanieves, envenenada por la madrastra, se duerme en un aparente sueño de muerte y los enanos, colocándola en el arca de cristal, la están velando en espera de que la verdadera vida (el príncipe enamorado) arranque de este mundo pueril a la muchacha ya hecha adulta, les pareció a los hermanos Grimm (puestos a razonar sobre los orígenes de los cuentos) que éste demostraba secretas afinidades con un mito de la epopeya germánica: el de Schnáfried, «la más hermosa de las mujeres», junto a cuya tumba Haraldur, «el de los bellísimos cabellos», permaneció sentado durante tres años. [Trad. castellana por J. Muñoz Escámez en Cuentos escogidos (Barcelona, 1896). Trad. catalana por Caries Riba en Contes d’infants i de la llar (Barcelona, 1923).
F. Federici