[Sonetti]. Son unos sesenta sonetos divididos en amorosos y burlescos, editados por V. Federici (Bérgamo, 1899). Sobre todo su sátira áspera y maligna, pronto había de dar fama a Rustico (12309-1292?). Las rimas amorosas están en cambio privadas de naturalidad, por más que en ellas también se manifiesta el autor poco inclinado a dejarse desviar por fantasmas y sueños, antes bien muy adherido a la realidad. En sus sonetos satíricos el poeta observa los males de la vida y los reproduce con rasgos hábilmente caricaturescos. Algunos de estos sonetos son con razón memorables en la poesía del siglo XIII, por el singular interés con que el autor se detiene en los aspectos de la vida cotidiana, y por el juicio acre, burlón, realístico, que expresa acerca de ellos.
La sátira de este hombre del pueblo se encarniza especialmente contra sus enemigos personales, a los que pinta con cuatro pinceladas como necios y llenos de vicios. Así, un tal Masserico es tan feo e inculto, escribe Rustico, que al crearlo Dios quiso mostrar cómo, por milagro, se puede ser a la vez hombre y bestia. Otra vez dirigiéndose a un tal Asuccio, enemigo suyo, le recomienda que vigile a una pariente suya, doña Tama; sin duda ella se entregará a la mala vida si su marido persevera en tenerla descuidada. En un soneto bien construido y sarcástico presenta a un güelfo fanfarrón, un capitán de aspecto feroz pero de corazón cobarde. Otros sonetos, en cambio, no son más que un juego verbal de insultos. Con sus mejores sonetos, Rustico abre la serie de los versificadores burgueses toscanos: con razón su nombre ha sido unido al de Cecco Angiolieri, que fue el mejor de todos y el más conocido. La edición de A. F. Masséra (en Sonetti burleschi e realistici dei primi due secoli, Bari, 1920; nueva edición al cuidado de L. Russo, 1940) reúne 58 sonetos.
C. Cordié