Comedia en tres actos y un prólogo del dramaturgo español Jacinto Grau (1877-1958), publicada en 1921 y estrenada en París en 1923, admirable interpretación del mito de Galatea. Nos introduce el autor en el ambiente teatral de artistas y empresarios.
En el teatro de Aldurcara se espera la llegada de Pigmalión y sus prodigiosos muñecos, que él mismo ha construido y ha logrado darles vida tras grandes esfuerzos. Pigmalión cuenta al propietario y a los empresarios las cualidades de los muñecos, especialmente de Pomponina, de quien él está enamorado. Todos ellos forman una galería de tipos populares españoles «equivalentes en todos los países». Con ellos su creador pretendía «crear artificialmente el actor ideal… sumiso al poeta creador», pero se le crecieron en las manos hasta llegar a ser auténticas criaturas «de un barro sensible y complicado como el humano». Ellos tienen su vida; no se trata por lo tanto de farsa, sino de una auténtica realidad; • progresan en sus defectos o cualidades y han llegado a odiar a su creador (Prólogo). Antes de la representación, Pigmalión los muestra a los empresarios y al Duque. De las cajas van saliendo Juan el Tonto (el más tosco y que sólo sabe decir «Cu, cu»), el Capitán Araña, Don Lindo, paje de Pomponina, Mingo Revulgo, Periquito Entre Ellas, El Enano de la Venta, Ambrosio el de la Carabina, Bernardo el de la Espada, Tío Paco, Lucas Gómez, Pero Grullo y Pedro de Urdemalas, con sus vestidos chillones y simbólicos.
Se establece un curioso diálogo entre personajes y muñecos. Pigmalión muestra después a Pomponina, coqueta y hermosísima, a Marilonda, Dondinela, Corina y Lucinda. El Duque, que se ha enamorado de Pomponina, concierta secretamente su rapto con el conserje del teatro (acto I). De noche, y en la escena desierta, van saliendo los muñecos de sus cajas. Ellos viven su vida a espaldas de Pigmalión, al margen de las farsas que éste les obliga a representar en los escenarios; Periquito Entre Ellas requiere sucesivamente de amores a Corina, Dondinela, Lucinda y Marilonda; Mingo Revulgo seduce a Pomponina con brillantes y pedrería, mientras Don Lindo, ignorándolo, da una serenata ante su caja con un laúd; Lucas Gómez descubre el secreto de Don Lindo apoderándose de su peluca y quedando éste en evidencia con su cabeza lisa ante los otros muñecos que van saliendo. Se oye ruido en el salón y se esconden precipitadamente. Llegan el Conserje y el Duque, y éste se lleva consigo a Pomponina. Deciden entonces los muñecos escaparse. El Capitán Araña los enardece para la empresa y es el único que se queda cuando los demás escapan (acto II). El Duque y Pomponina han tenido que refugiarse, por avería de coche, en una casa de peones camineros. Pomponina, cansada ya del Duque, consigue encerrarle en una habitación interior.
Llega entretanto Julia, que habiendo tenido noticia de la aventura del Duque, andaba persiguiéndole. Llegan también Lucas Gómez, El Enano, Bernardo, Ambrosio, Urdemalas, Don Lindo y Juan el Tonto, perseguidos por Pigmalión; los muñecos socorren a Pomponina y encierran a Julia con el Duque. Al llegar Pigmalión, Urdemalas le dispara con la escopeta y Juan el Tonto le golpea hasta dejarle muerto (acto III). Mezcla de farsa y de tragedia, en El Señor de Pigmalión una amplia concepción intelectual se une a unas dotes excepcionales y a un gran sentido del teatro. Si en algo falla es — como han notado los críticos — en el estilo, por lo cual sus obras ganan al ser traducidas. La que nos ocupa, apenas conocida en España, ha obtenido un éxito clamoroso en teatros extranjeros. La idea de Pirandello de la independencia del personaje aparece aquí claramente formulada. La doble acción por la que la obra discurre al principio llega a fundirse en el momento culminante de la tragedia. Los muñecos, con sus virtudes y defectos, con su manera de vivir y su carácter impuesto por el papel de las farsas, con su rebeldía, son símbolo de los hombres. La comedia cobra así un alto valor alegórico. Grau sabe interpretar maravillosamente el mito y la leyenda, desde la concepción general hasta la incorporación de los personajes tradicionales y literarios como Mingo Revulgo y Pedro de Urdemalas, uniendo a la vez a la novedad un gran sentido de la tradición.
A. Comas
…Jacinto Grau posee el sentido inteligente de los grandes mitos dramáticos y poéticos y sabe reanimarlos con un soplo de vida actual. (A. Valbuena Prat)