Novela picaresca (Primera parte, Madrid, 1624; segunda parte, Valladolid, 1626), cuyo personaje, Alonso, cambia con gran frecuencia de señor. Sirve a un capitán, a un sacristán, a un hidalgo recién casado, a un letrado, a un médico, a una viuda valenciana, a un poeta de comedias, trabaja en un convento de monjas. Estas aventuras las va narrando en un leve diálogo con el Padre Vicario de un convento a donde Alonso se ha retirado a descansar. El posible éxito animó al autor a publicar la segunda parte, donde se repite el mismo sistema de narración, siendo, en lugar del vicario, el cura de San Zoles quien lleva el diálogo.
Alonso, que ya es ermitaño, ha vivido en su segunda época entre gitanos, se casa en Zaragoza y enviuda al poco tiempo y sirve en Lisboa a un noble portugués. A continuación trabaja con un pintor en Toro, y con un cortador de paños en Segovia. Es preso por los piratas cuando hace un viaje por mar de Alicante a Barcelona, y llevado cautivo a Argel. Al regresar rescatado se hace ermitaño. El tono general del Donado (aparte de la narración seguida y monologada, ya que el diálogo apenas existe: Vicario y cura se limitan a excitar la curiosidad y a apremiar al hablante) es bien diferente de las otras novelas picarescas: hay que destacar, en primer término, el recto sentido del amor, pues no hay episodios obscenos, y, cuando los hay, son castigados. (En este aspecto, recuerda la obra Marcos de Obregón, v.).
No hay episodios trágicos o tremendos; lo corriente es algo de suave caricatura, de pequeña ironía. Son de notar los párrafos de elogio de las ciudades por donde va pasando Alonso (Toledo, Sevilla, Valencia, Zaragoza, Lisboa, Segovia) y el viaje a Indias. Las noticias sobre pintura, comediantes, médicos, gitanos, etc., le dan un vivo valor de documento social. Por último, la huida, al final de ambas partes, a la vida religiosa, matiza fuertemente el libro frente a sus congéneres: una necesidad de reposo espiritual, de desengaño terreno ante los ininterrumpidos fracasos. Muy lejos de las inevitables galeras a que los héroes suelen ir a parar desde el Guzmán (v.). También en este aspecto se acerca el Donado al Obregón.
A. Zamora Vicente