La historia transcurre en la época de la revolución de 1905 y de la guerra ruso-japonesa, con un telón de fondo de choques, asambleas populares y huelgas. En un San Petersburgo cuyos habitantes están trastornados pero que se yergue como un inmóvil producto racional, se mueven los protagonistas, el alto funcionario estatal Apolón Apolónovivh Ableújov y su hijo Nikolai. Éste se ve, casi sin saber cómo, obligado por seguir las órdenes del «partido» a cometer un atentado contra su padre. La bomba (en una caja de sardinas) le ha sido entregada por un misterioso emisario (Dudkin) que lo incita a mantener su promesa.
Nikolai no recuerda haber prometido el parricidio, pero muy pronto se ve rodeado por una serie de personas que le fuerzan a hacerlo y lo justifican. En una atmósfera onírica, que hace imposible distinguir la realidad de la alucinación, se asiste al regreso de la madre de Nikolai, huida tiempo atrás; a la dimisión de Apolón Apolónovich; a los vagabundeos de Nikolai en dominó rojo; al asesinato de uno de los conspiradores, Lippánchenko; y por último al estallido de la bomba, que no matará al padre, pero que marcará el fin de toda relación entre él y Nikolai.