Se trata de la crónica de una epidemia imaginaria de peste en Orán, Argelia. Los acontecimientos, narrados en tercera persona por el doctor Rieux, tienen lugar en 194…, desde abril a diciembre. La epidemia se extiende incontenible, los muertos se multiplican día a día. La ciudad se halla aislada del resto del mundo: y en ese estado de sitio la vida, lentamente, prosigue de la mejor manera posible.
Hay quien trata de distraerse y de aturdirse, quien se ve atenazado por el miedo, y hasta quien saca provecho de tan trágica situación para lucrarse: hay también quien se esfuerza valerosamente por luchar. Poco a poco, el azote de la enfermedad (en la que se halla simbolizada la peste de la ocupación nazi en Europa) remite: cesa la epidemia, la ciudad recobra la libertad y sus habitantes se entregan nuevamente al sueño de la inconsciencia. Pero Rieux invita a permanecer vigilantes pues «el bacilo de la peste no desaparece nunca».