Los cantos de carácter épico que los bardos gaélicos de Irlanda y de las Highlands de Escocia entonaban acompañados de su pequeña arpa habían sido transmitidos por un grupo de manuscritos de los siglos XII al XVII (cantos designados con el nombre de ciclo de Ossián, es decir, de Oissin, legendario guerrero y bardo gaèlico, hijo de Finn [Fingai], que se cree vivió en el siglo III d. de C.).
Esos textos yacían olvidados, aun cuando la leyenda sobrevivía en las tradiciones orales, cuando James Macpherson (1736-1796), estimulado por el dramaturgo John Home (1722-1808) y por otros literatos escoceses, tradujo algunos fragmentos que luego recopiló en un volumen, publicado anónimamente en 1760: Fragmentos de poesía antigua recogidos en las montañas escocesas y traducidos del gaèlico [Fragments of Ancient Poetry collected in thè Highlands of Scotland and translated from the Gaelic or Erse language]. El éxito alcanzado por esos cantos atribuidos a Ossián indujo al vacilante Macpherson a continuar su trabajo en 1761, con Fingal (v.), añadiendo en esta ocasión al título su nombre como traductor, y anteponiendo-al texto unas disertaciones que establecían la autenticidad de los poemas; y, en 1763, con Témora (v.).
Todos esos cantos fueron reeditados en 1765 junto con las disertaciones de Macpherson y una del Dr. Blair, en la que se elogiaban las cualidades de la poesía recientemente descubierta, y Ossián era comparado con Homero. La edición de 1773 dio el texto definitivo de los veintidós poemas y constituyó la «vulgata» del Ossián de Macpherson. Más tarde otros escritores publicaron nuevos cantos ossiánicos. A pesar de que un comité especialmente nombrado después de la muerte de Macpherson llegó a la conclusión de que éste había dado versiones libres de cantos tradicionales gaélicos, incluyendo fragmentos de su propia creación, su Ossián se convirtió en el punto de atracción magnética hacia el cual se orientaron, precisándose, muchas de las vagas aspiraciones del prerromanticismo. Todos los cantos ossiánicos presentan gran uniformidad.
En ellos, el tono épico alterna con el tono lírico y el elegiaco, y relatan una gran cantidad de historias bastante complicadas, cuyos temas dominantes son: la guerra, la increíble virtud caballeresca de los guerreros, el melancólico destino de varias parejas de amantes o de esposos, con episodios de rapto, de caza, de tempestad, y, en especial, con descripciones de paisajes nórdicos y melancólicos. Los cantos estaban escritos en una prosa rítmica, cuyo vocabulario y sintaxis eran sencillos, prosa apasionada y pintoresca, rica en metáforas nuevas. En los primeros años, Ossián fue acogido en Europa con entusiasmo unánime; no hubo ningún gran escritor formado en la segunda mitad del siglo XVIII que no fuese presa, aunque fuera durante un corto período, de la moda ossiànica.
Ossián ofreció argumento a cuadros de François Gérard (1770-1837), A. L. Girodet (1757-1824), J. A. D. Ingres (1780-1867); a composiciones de Antoine- Jean Gros (1771-1835), de Eugène Isabey (padre del miniaturista). Napoleón contaba a Ossián entre sus escritores preferidos. En música, incluso la ópera inspiróse en Ossián; y así surgieron un Ossian ou les Bardes de Le Sueur (1804) con doce arpas en la orquesta, Cornala de Calzabigi y Morandi, Colto de Foppa y Bianchi (1788) (v. Cantos de Selma, Carthon, Cornala, Dartula, Fingai, Muerte de Cuthulin, Témora). [Trad. española con el título Poemas gaélicos en la Biblioteca Universal (Madrid, 1880)].
M. Praz
Lo que me confunde es el gusto que en ellos reina, con una sencillez, una fuerza y un patetismo increíbles. (Diderot)
* En Italia, Ossián halló un ardiente y autorizado defensor en el abate Melchiorre Cesarotti (1730-1808), cuya traducción en versos libres y en metros líricos fue considerada por algunos incluso superior al original. La parte referente al verdadero y auténtico Ossián se publicó en 1763, el mismo año que la Mañana de Parini (v. El día); el texto completo en 1772; la edición de 1826, que lleva el título de Le Poesie di Ossian [Las poesías de Ossián], debe considerarse como la definitiva. Cesarotti afirma la excelencia del bardo sin ni siquiera sospechar de la autenticidad de las poesías que había dado a luz Macpherson, y su versión la hizo ir acompañada de razonamientos que pretenden instaurar un nuevo tipo de arte : el bardo gaèlico anuncia una nueva era, la era de los sentimientos y de las pasiones. Ciertos fragmentos del Fingal están reciamente traducidos, por ejemplo, los episodios del carruaje de Cuthulin y la lucha entre Fingal y Orla. Más que el relato legendario de guerras y de amores, gustaron los fragmentos líricos que anunciaban una nueva atmósfera sentimental y literaria, que luego se calificaron de prerrománticos. En este aspecto, son notables «Al Sol» y «A la noche», en los que se hallan acentos que habrán de hallar eco incluso en Alfieri, en Foscolo y en Leopardi. Estas Poesías de Ossián señalan una verdadera revolución en el gusto italiano y rompen la monotonía de la tersura arcàdica, que ya queda encerrada en sí misma; demuestran un acento de vida europea que se diría que considera como tesoro la enseñanza de Giambattista Vico, autor que le era familiar a Cesarotti, acerca del carácter de los poemas primitivos y fuertes.
C. Cordié