Bajo este título se reúnen todos los tratados geográficos de la antigüedad clásica, compilados a manera de guía, para uso de los navegantes. Su forma tradicional es la de una descripción de las costas marítimas, a las cuales la navegación, entonces incipiente y de pequeño cabotaje, permanecía siempre cercana; por esto adquieren particular relieve los puertos y bases de amarre y aprovisionamiento, las jornadas de navegación, las poblaciones, mientras que es poco estudiada la naturaleza de tierra adentro, como no sea por sus productos de exportación. Bien mirado ya contiene un esquema de periplo la Odisea (v.) de Homero; pero el gran florecimiento de estos tratados sigue inmediatamente a la colonización griega, por obra de la población jónica, la cual, tras activa navegación, registró sus experiencias. Nació así este género literario que vivió cerca de un milenio y que un tiempo sustituyó la cartografía, entonces casi inexistente, y los libros de a bordo, verdaderos diarios de pilotaje.
Los primeros Periplos que se recuerdan surgen paralelamente con la logografía de los historiadores jónicos y llevan los nombres de Escilíaces de Carianda (siglo VI a. de C.), Carón de Lampsaca, Damastes de Sigeo, Annón de Cartago, Piteas de Marsella (siglos V-IV a. de C.). Terminado el florecer jónico, los Periplos se convirtieron en obras de compilación erudita sobre informaciones geográfico marineras y entraron en la literatura de biblioteca, como las de Eforo, Mnaseas de Patras, Ninfodoro (siglo III a. de C.), Apolónides, Alejandro Palistoro, Timógenes (siglo I a. de C.), Menipo de Pérgamo (siglo I), Arriano (siglo II), Dionisio de Bizancio (siglo III), Marciano de Heraclea (siglo IV). Entre los que. han llegado hasta nosotros tenemos el Periplo del pseudo Escilíaces, un refundidor del siglo IV a. de C. que no siempre signe las huellas de su modelo, añadiendo a las noticias sobre la navegación informaciones sobre las peculiaridades históricas y etnográficas de las regiones en que ha tocado.
F. Della Corte