Es el relato de los acontecimientos vividos, a lo largo de un día, por Leopold Bloom y Stephen Dedalus en Dublín, en un vagabundeo que recorre nuevamente las míticas etapas de la Odisea: el uno va a la busca inconsciente de un hijo que venga a sustituir al que se le muriera de niño, el otro tiene necesidad, también inconscientemente, de una figura paterna que le sirva de punto de referencia en sus inquietudes intelectuales.
Stephen abandona la torre, donde vive con Mulligan, disgustado con su amigo; Leopold Bloom, después de desayunar con su mujer Molly, una cantante, se va a un funeral. En su ir y venir por la ciudad se encuentra brevemente en la sede de un periódico, en la Biblioteca Nacional y, por último, en el barrio de mala nota de la ciudad, donde Leopold-Ulises opera una suerte de salvamento de Stephen-Telémaco, el cual, estando borracho, es agredido por dos soldados ingleses.
Seguidamente Leopold se lleva a casa a Stephen, y allí los dos charlan de literatura, mujeres, asesinatos y suicidios. Se ha hecho noche cerrada; Stephen se va y Bloom se acuesta. Molly está ya en la cama; y la novela concluye con un ininterrumpido fluir, entre el recuerdo y el sueño, de las imágenes que a la mujer acuden en tropel a la mente, imágenes del pasado, de la juventud y de su primer encuentro con Leopold.