[Sieben Charakterstücke]. Piezas para piano de Félix Mendelssohn-Bartholdy (1809-1847), compuestas en 1828. Una de las más vivas experiencias culturales que influyeron en Mendelssohn fue la de la música de Bach. La influencia de su gran predecesor actuó tan intensamente y en profundidad que mucha parte de la música de Mendelssohn experimenta en lo más íntimo de su estructura esta sugestión; y no sólo la música en que esta atribución es más obvia, como en la sacra (v. Paulus) y en las fugas.
Esta serie de piezas breves nació evidentemente en una atmósfera romántica, aunque entre ellas se halla una «fuga» de corte muy académico. Nos lo dicen sus mismos títulos: «Dulce, con sentimiento», «Con anhelo», «Leve y aéreo», etc. La primera de ellas es quizá la mejor; serie armónica y contrapuntística, netamente al modo de Bach, que se prolonga durante los cuatro primeros compases y de la cual se libera únicamente en el quinto con un impulso claramente romántico. El trozo se desarrolla luego en una atmósfera dulcemente idílica, levemente acompasada, en continua referencia a lo aprendido en Bach. Con todo, esta pieza en su conjunto emana ya una atmósfera que volveremos a encontrar en las obras sucesivas de Mendelssohn. La misma atmósfera se refleja también en otras piezas en que la influencia de Bach no es la adquisición fríamente cultural que se encuentra en muchas obras de inspiración religiosa, y en la misma «fuga» de estas Siete piezas características (algo rígida y fría en sus movimientos y en que, a partir del compás 176, aparece repetidamente una cita del tercer Concierto de Brandeburgo, v., de Bach), sino que consiste, por el contrario, en un sentido de serena y mesurada moderación, de sano equilibrio espiritual.
Mendelssohn, artista de temperamento tendencialmente apacible y contemplativo, refleja y transfigura su mundo interior en un lenguaje musical sombreado de melancolía, en constante y suave serenidad, en una mitigada pasión que no se resuelve nunca en drama, y estos aspectos son los que, en sus momentos de creación débil, se resuelven en páginas algo descoloridas, aunque correctísimas de construcción y escritura, de frío empaque, de aristocrática indiferencia.
A. Mantelli