[Hurskas Kurjuus]. Relato del novelista finlandés Frans Eemil Sillanpää (n. en 1888), publicado en 1919. Durante la guerra del 18, en Finlandia, un infeliz acusado de un delito que no ha cometido, convicto de haberse entendido con los «rojos», es fusilado por los «blancos». En realidad, se trata menos de un error judicial que de la culminación de una existencia lamentable, rica en dolores y desdichas de toda clase.
El héroe, particularmente desfavorecido por el destino, personaje reservado, tímido y de una triste castidad, sabe experimentar sin embargo un pro-fundo sentimiento de la naturaleza, que armoniza con su carácter religioso y trabajador. Pero es un ser débil, destinado a sufrir la vida sin llegar nunca a dominarla. De mozo en una granja logra convertirse en colono, pero sin verse nunca libre del peso de una enojosa herencia, patológica y social: fruto del matrimonio desigual de una criada con un maestro cargado de deudas y sempiterno borracho, a la muerte del padre fue enviado con un tío suyo, que pronto se desentendió de él. Entonces conoce las humillaciones de los trabajadores miserables. La madre, que continúa sirviendo, sólo al morir logra volver a ver a su hijo. Después, el infeliz se casa con una avisada criada, ignorante de que el hijo que ha tenido es de otro. La familia se incrementa con nuevos hijos que no pueden disfrutar de alegrías ni de seguridades: el mayor, anormal, tortura al pequeño hasta el punto de que éste contrae una enfermedad y muere. Una hija marcha a colocarse y un día el padre se entera de que se ha arrojado a un lago.
Entretanto, la esposa se agota en larga agonía para fallecer finalmente víctima de un cáncer. Todas estas muertes, al mismo tiempo que, en cierto modo, liberan el alma del desdichado, aligerándole de algunas preocupaciones, agudizan su espíritu crítico hasta presentarle con mayor claridad el mal de la sociedad y el suyo propio. Los periódicos socialistas que su hijo le había traído de la ciudad alimentan su cólera y el infeliz se convierte en apóstol de la nueva religión de los pobres. Éste es el momento en que Finlandia recobra su independencia y se enfrentan los «rojos» y los «blancos». Sin comprender, en realidad, lo que hace, el lumbre colabora con aquéllos y sobreviene el trágico desenlace… El autor registra minuciosamente los acontecimientos más triviales de una miserable existencia y nos pinta un cuadro de un pesimismo exacerbado, en el que, a veces, las efusiones líricas se mezclan a la predominante objetividad del observador escrupuloso e implacable. En 1939 se le otorgó el Premio Nobel de Literatura.