[Rina, angelo delle Alpi]. Novela de Carolina Invernizio (1858-1916), publicada en 1877. La protagonista es Riña, niña que fue encontrada junto a una mujer muerta al borde de un precipicio alpino.
Después de haber pasado la infancia junto a una familia montañesa, Riña es confiada a una dama de Milán, Blanca, la cual de una relación juvenil con un bandido calabrés había tenido un hijo, Norberto, personaje disoluto y despreocupado: por él, su madre no sólo había sacrificado su cuantioso patrimonio, sino que se había mostrado dispuesta a incurrir en cualquier deshonor. Así, cuando Norberto le exige nuevamente dinero, ella no vacila en vender a Riña al banquero Marac, que se ha enamorado perdidamente de ésta. Mediante un engaño, una noche es llevada la muchacha a la habitación del comprador, pero la gracia y la inocencia de su rostro despiertan la compasión del viejo libertino, que le ofrece guardarla a su lado como hija. En Florencia, Riña encuentra a Méndez, joven pintor extranjero, y se enamora de él; pero cuando cree poder lograr su felicidad, he aquí que Marac le confiesa que no ha desaparecido su antigua pasión y le pide que se case con él.
La muchacha, siguiendo la voz del corazón, huye con Méndez, después de haber simulado que se ahogó en las aguas del Arno. Mientras todos la lloran, ella se dirige hacia España para conocer a la familia de Méndez. Acogida con simpatía por los padres del futuro esposo, Riña se entrega a los preparativos de la boda y entretanto conoce por fortuita coincidencia a un señor misterioso que vive en la vecindad. Una corriente de simpatía lleva a este misántropo a contar a la muchacha su trágica vida, y Riña sabe así que él fue el marido de Blanca, que la malvada complicidad de la baronesa y del hijastro habían obligado a sufrimientos incesantes, privándole de su única hijita. A esta primera identificación sigue inmediatamente otra: la familia Méndez, ya sorprendida por la semejanza de Riña con el infeliz vecino, inicia sus indagaciones, y la muchacha, la víspera de su boda, reconoce en él a su padre y en Blanca a su madre. Esta novela, definida con sutil ironía por Papini como «una epopeya sentimental», es, posiblemente, la más sobria entre las innumerables de Invernizio, y uno de los mejores documentos de la novela popular italiana.
T. Momigliano